Francia, que durante décadas mantuvo una fuerte presencia militar en África, está siendo desplazada de la región en medio de un creciente sentimiento antifrancés y una redefinición de las relaciones entre las antiguas colonias y París. Chad y Senegal, dos de los aliados más importantes de Francia en el continente, han anunciado recientemente el fin de la cooperación militar, marcando un punto de inflexión en la política poscolonial francesa en el Sahel y África Occidental.
Estas decisiones se suman a la salida de las tropas francesas de Níger, Mali y Burkina Faso, tras golpes militares que cuestionaron los lazos históricos con París.
Estrategia en transformación
La reducción de tropas francesas en África forma parte de un cambio estructural en la política exterior de Francia, anunciado por el presidente Emmanuel Macron en 2017. Este repliegue busca adaptarse a un contexto en el que la presencia militar permanente ha sido percibida como un símbolo de injerencia poscolonial.
Aunque los detalles de la nueva estrategia no han sido revelados públicamente, fuentes cercanas al gobierno indican que Francia planea priorizar la cooperación técnica y el entrenamiento específico, en lugar de mantener bases militares tradicionales. Paralelamente, París intenta consolidar su influencia en naciones anglófonas como Nigeria, que ya es uno de sus principales socios comerciales en África.
Cambios en la dinámica regional
El vacío dejado por Francia ha sido rápidamente llenado por otras potencias, incluidas Rusia, China y Turquía. Países como Chad han reforzado vínculos con Moscú, mientras que Emiratos Árabes Unidos y Turquía también han mostrado interés estratégico en la región. Sin embargo, la salida de las tropas francesas ha planteado nuevos desafíos de seguridad.
Desde la expulsión de las fuerzas francesas, la violencia en países como Níger, Mali y Burkina Faso ha aumentado significativamente. Según el Proyecto de Datos de Eventos y Localización de Conflictos Armados (ACLED), los ataques extremistas y las muertes de civiles han crecido un 25 % en la primera mitad de 2024. Aunque es difícil atribuir esta escalada exclusivamente a la retirada de Francia, analistas señalan que ha creado un “enorme vacío de seguridad” que otros actores, como los mercenarios rusos de Wagner, no han podido llenar.
La transformación de las relaciones entre Francia y África parece inevitable, marcando el final de una era y el inicio de un nuevo equilibrio de poder en el continente. Sin embargo, las consecuencias a largo plazo de este reordenamiento geopolítico están aún por definirse.
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Fuente: Defense News
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