Inseguridad alimentaria y desperdicio de alimentos, dos caras de un mismo problema

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El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que 530 millones de personas en el mundo sufren inseguridad alimentaria, es decir, no pueden acceder a alimentos seguros y nutritivos. Los datos más preocupantes se encuentran en las regiones de África Occidental y Central. En Sudán, 24.6 millones de personas están expuestas a inseguridad alimentaria severa, lo cual implica un aumento del hambre y la malnutrición.

Las causas incluyen la situación económica, los conflictos internos, las alteraciones en los patrones climáticos y los fenómenos adversos, como inundaciones y sequías, que afectan la cadena de suministro. En el otro extremo, se encuentra el desperdicio de alimentos, que no solo implica un fallo de mercado debido a la pérdida económica, sino también un desperdicio de recursos como el agua, el suelo y la energía.

¿Qué indican los datos sobre el desperdicio de alimentos?

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en su informe de 2024, revela que, en 2022, se desperdiciaron 1.050 millones de toneladas de alimentos provenientes de los hogares, el sector minorista y el alimentario, lo que equivale a 132 kilogramos per cápita al año. De estos, los hogares representan 79 kilogramos per cápita. No obstante, al comparar países según su nivel de ingresos, se observa que faltan estimaciones adecuadas, incluso en países del G20.

Para el PMA, las diferencias entre países desarrollados y en desarrollo respecto a este problema radican en el consumo y la producción. En los países desarrollados, un porcentaje significativo de los alimentos adquiridos no se consume, lo que refleja una falta de planificación. En los países en desarrollo, la escasa inversión, el acceso limitado a espacios de almacenamiento seguro y las dificultades para acceder a los mercados provocan que los alimentos se desperdicien directamente en los campos.

Consecuencias ambientales

El desperdicio de alimentos convertido en desechos puede generar hasta el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos indica que los alimentos son los residuos más comunes en los basureros. Además, el desperdicio de alimentos afecta la disponibilidad de recursos y se asocia a la pérdida de biodiversidad, por ejemplo, con la deforestación de suelos fértiles, que posteriormente se utilizan para la producción agrícola y ganadera.

¿Cómo se soluciona?

En América Latina y el Caribe, 41 millones de personas enfrentan hambre. En América del Sur, más de un tercio de la población padece inseguridad alimentaria moderada o severa, según datos de 2023. En Perú, la aplicación Cirkula se destaca por conectar restaurantes y minoristas con consumidores dispuestos a comprar los excedentes de alimentos a precios reducidos, todo gestionado a través de la aplicación. La startup recibió financiamiento de la iniciativa CATAL1.5°T y planea expandirse a otros países de América del Sur.

Iniciativas como esta no solo ofrecen soluciones concretas, sino que también inspiran a gobiernos y ciudadanos a tomar medidas para abordar esta problemática social, económica y ambiental.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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