Mientras se prepara para regresar a la Casa Blanca, el presidente electo Donald Trump ha expresado sus intenciones de recuperar el control del Canal de Panamá y Groenlandia, la cual pertenece actualmente a Dinamarca.
Las controvertidas declaraciones de Trump de cara a su nueva política exterior
Durante declaraciones públicas y publicaciones en redes sociales el domingo, Trump también lanzó provocaciones al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, sugiriendo que Canadá debería convertirse en el estado número 51 y refiriéndose a Trudeau como “gobernador.” En la reciente campaña presidencial, Trump afirmó que usaría al ejército estadounidense para imponer un embargo naval a los cárteles mexicanos y ordenaría a las fuerzas especiales eliminar a sus líderes.
Estas declaraciones señalan una probable continuidad de una política exterior confrontativa, caracterizada por amenazas poco convencionales y demandas directas para obtener ventajas frente a aliados y rivales. Si bien Trump es conocido por su estilo provocador, no está claro si llevará a cabo estas propuestas. De hacerlo, enfrentaría una fuerte oposición de líderes mundiales que defienden su soberanía.
“Nos están estafando en el Canal de Panamá como nos están estafando en todas partes”, declaró Trump en una conferencia conservadora en Phoenix el domingo, exigiendo que el canal regrese al control estadounidense. “Nunca, nunca dejaremos que caiga en las manos equivocadas.” Sin embargo, no especificó cómo lograría este objetivo, y su equipo de transición no respondió a solicitudes de comentarios adicionales.
La amenaza de Trump de recuperar el Canal de Panamá y Groenlandia
Más tarde, al anunciar su elección para embajador en Dinamarca, reiteró su interés en Groenlandia. Según Trump, “para fines de seguridad nacional y libertad en todo el mundo, Estados Unidos de América siente que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta.” Dinamarca, que administra esta isla estratégicamente ubicada en el Atlántico Norte, rechazó previamente la propuesta de compra durante el primer mandato de Trump. En aquel entonces, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Groenlandia respondió: “Estamos abiertos a los negocios, no a la venta.”
Los comentarios de Trump sobre el Canal de Panamá desataron una dura respuesta del presidente panameño José Raúl Mulino, quien calificó las amenazas como un ataque a la soberanía de su país. “Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y su área adyacente pertenece a Panamá y seguirá siendo así,” afirmó Mulino en un discurso televisado. Trump, en su red Truth Social, respondió con un desafiante “¡Ya veremos!” y publicó una imagen de la vía interoceánica con la leyenda: “¡Bienvenidos al Canal de los Estados Unidos!”
La posibilidad de que Estados Unidos recupere el canal es remota, salvo mediante una invasión similar a la realizada en 1989 contra Manuel Noriega. El canal, construido por Estados Unidos hace más de un siglo, fue entregado gradualmente a Panamá tras el tratado de 1977 firmado por Jimmy Carter, alcanzando su plena soberanía en el año 2000.
La importancia de Panamá sobre el comercio internacional
“Trump cree que Estados Unidos entregó algo a cambio de nada,” opinó John Feeley, exembajador estadounidense en Panamá, quien renunció durante el primer mandato de Trump. A esto se suman recientes amenazas de Trump sobre imponer aranceles a México y Canadá si no refuerzan sus fronteras y frenan el tráfico de drogas y la migración ilegal.
El Canal de Panamá, que maneja alrededor del 4% del comercio global, es vital para la economía mundial y para los consumidores estadounidenses. Desde vinos chilenos hasta gas natural licuado de Estados Unidos, su operación es esencial para el comercio. A diferencia del canal de Suez, el de Panamá utiliza esclusas que elevan los barcos 27 metros por encima del nivel del mar. Estados Unidos sigue siendo su mayor usuario, seguido de China.
Trump afirmó que la cesión del canal fue para que lo gestionara Panamá y no otra nación, particularmente China. “Ya ven lo que está pasando allí, China,” comentó Trump a sus seguidores. Desde que Panamá asumió el control, invirtió 5.000 millones de dólares en mejorar el canal para barcos más grandes. Sin embargo, enfrenta retos a largo plazo debido a la reducción de agua dulce necesaria para operar, lo que ha llevado a restricciones de tráfico y aumentos de tarifas.
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