La llegada de Javier Milei a la presidencia el 10 de diciembre de 2023 marcó un punto de inflexión para la Defensa Nacional con el inicio de la gestión de Luis Petri al frente del Ministerio de Defensa. A un año de su asunción, resulta oportuno realizar un balance sobre la actualidad y desafíos enfrentados por la Armada Argentina, destacando tanto los avances en materia operativa como los proyectos estratégicos clave que buscan potenciar la capacidad naval del país.
Recuperación de la capacidad submarina
Desde la trágica pérdida del submarino ARA San Juan en 2017, la Argentina ha carecido de unidades operativas en su flota submarina, siendo esta una capacidad estratégica vital para la Defensa Nacional y el pleno ejercicio de la soberanía en el Mar Argentino. Esta situación, prioritaria para la Armada Argentina, ha sido abordada en diversas oportunidades, tal como fuera señalado por el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Contralmirante Carlos Alievi, quien en una entrevista exclusiva con Zona Militar destacó la importancia de recuperar esta capacidad clave.
Al respecto, Alievi señalaba que “En el corto plazo, la prioridad uno que fijé cuando asumí como Jefe de la Armada fue recuperar la capacidad submarina. La primera prioridad, esto lo sabe el Ministro de Defensa y está de acuerdo con la decisión que sea la prioridad uno de la Armada para recuperar la capacidad submarina.”
Durante los últimos años, Argentina evaluó diferentes alternativas para avanzar en este proyecto. Entre ellas, se analizaron las opciones alemanas, representadas por los submarinos U-209, y la oferta francesa, con los submarinos Scorpène. En este sentido, el Jefe de la Armada señalaba que “la Armada Argentina ya ha hecho un estudio técnico y tuvo dos ofertas que son de público conocimiento: la de Naval Group que son los Scorpène, y los de Thyssen, que son los submarinos 209 nueva generación, NG. Esas propuestas fueron analizadas operativamente, y se recibieron las ofertas de los costos y presupuestos y esa es una decisión que se va a tener que tomar para el mediano a largo plazo.”
Finalmente, la decisión se inclinó hacia la propuesta francesa, concretada a través de la firma de una carta de intención en noviembre pasado, la cual sienta las bases para la futura adquisición de tres de estas unidades. Este avance busca devolver a la Armada la capacidad submarina perdida, un hito que marcaría un antes y un después en su operatividad.
La particularidad de los submarinos, a diferencia de otros sistemas de armas que dada su naturaleza pueden ser adquiridos e incorporados en el corto plazo, está en el plazo que conlleva su construcción. Considerando que los submarinos del tipo diésel-eléctricos suelen ser operados desde su incorporación a la fuerza naval hasta su baja definitiva, la posibilidad de transferencia de unidades de segunda mano es muy limitada, a diferencia de lo que ocurría medio siglo atrás con un importante excedente de submarinos operados por la Armada de los EE.UU. que fueron transferidos a diversos países occidentales.
Por lo tanto, la recuperación de la capacidad submarina, que alcanzo una situación crítica nunca antes sucedida desde la incorporación de los primeros tres sumergibles clase Cavallini (conocidos como Tarantinos) en 1933, demandará un considerable periodo de tiempo. En palabras del titular de la Armada Argentina “Como pasó con los TR, que el contrato se firmó diez años antes. O como las MEKO o los Súper Etendard. Entonces, en 7 años, lo cual sumarian otros 7 años, en total 14 años sin submarinos, por eso pensamos en el corto plazo. Y el tercer submarino, porque el plan contempla 3 unidades, se incorporaría en el año 10. Entre el año 7 y 10 tendríamos los tres, pero concretamente hasta ese séptimo año, tendríamos un gap de 14 años si hoy firmamos ese contrato”
No obstante, esta situación, cabe destacar que la Armada ha mantenido el entrenamiento y la formación de submarinistas mediante el uso del submarino ARA Salta (S-31) como unidad de instrucción en la Base Naval Mar del Plata, simuladores especializados, y el envío de personal a realizar ejercicios y entrenamiento en colaboración con la Marina de Guerra del Perú.
Incremento en la operatividad y la vuelta a ejercicios internacionales
En el último año, la Armada Argentina ha evidenciado un aumento en la cantidad de unidades operativas en algunas maniobras, sumada a la recuperación de unidades clave y vuelta a la participación en ejercicios internacionales.
Entre los hitos más destacados se encuentra el regreso a la navegación de los destructores MEKO 360 ARA “La Argentina” (D-11) y ARA “Almirante Brown” (D-10), teniendo en cuenta que en los últimos años únicamente el destructor ARA Sarandí (D-13) permaneció operativo. Este avance se complementó con la recuperación del buque logístico ARA Patagonia (B-1), que participó en diversas operaciones, acompañando a la Flota de Mar en despliegues estratégicos.
Asimismo, la Armada retomó su participación en ejercicios internacionales de alto perfil. Durante el ejercicio UNITAS XXV, con sede en Valparaíso (Chile), el destructor Sarandí participó en la realización de diversas maniobras con unidades navales de países amigos de la región, marcando un regreso significativo tras años de ausencia. De igual manera, se llevó a cabo el tradicional ejercicio FRATERNO con la Marina de Brasil y el ejercicio VIEKAREN con la Armada de Chile, en aguas del sur, reforzando la cooperación bilateral y regional a 40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad.
Otro momento destacado fue la interacción con unidades navales francesas, que incluyó la visita de la misión Jeanne D’Arc, encabezada por el portahelicópteros Tonnerre y la fragata Guépratte, realizando ejercicios de paso con unidades argentinas. Por otra parte, resulta oportuno destacar al ejercicio Gringo Gaucho, en ocasión del tránsito del portaaviones USS George Washington (CVN-73) de la Armada de los Estados Unidos frente a costas argentinas, cuya última edición tuvo lugar en el año 2010.
En materia aeronaval, se destaca el regreso de aviones de ala fija de la Armada a la Antártida, tras 51 años de ausencia, reafirmando el compromiso argentino con la presencia y el apoyo logístico en el continente blanco. Por otra parte, la incorporación del primer avión de patrullaje marítimo P-3C Orión al Comando de Aviación Naval permitió dar paso firme en el fortalecimiento de la capacidad de vigilancia y control en el Atlántico Sur.
Si bien el foco esta en la recuperación de la capacidad submarina como prioridad, no debe dejarse de lado la necesidad de modernizar, y eventualmente incorporar nuevas unidades para la flota de mar, las cuales no han recibido mejoras significativas desde su incorporación, como la recuperación de las capacidades de desembarco anfibio -con la incorporación de un buque tipo LSD- y un buque polar que permita complementar al rompehielos Almirante Irizar en las Campañas Antárticas de Verano. Finalmente, mientras prosiguen los esfuerzos para la recuperación y puesta en servicio de los Super Etendard/Super Etendard Modernise, el capítulo sobre la recuperación de la aviación de ataque de la armada Argentina aún tiene final abierto.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-
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