Las negociaciones del primer tratado global sobre plásticos no llegaron a un acuerdo. El 1 de diciembre finalizó en Busan, Corea del Sur, la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación, en la que se evidenciaron las profundas diferencias para alcanzar un instrumento internacional jurídicamente vinculante en relación con la contaminación por plásticos.
Delegados de más de 170 países y observadores de 440 organizaciones debatieron un texto que no logró el consenso de todas las partes. Tal como señaló Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), “aún persisten divergencias en áreas críticas y se necesita más tiempo para abordarlas”.
Límites a la producción
Una de las cuestiones críticas sin resolver es la propuesta de que el tratado incluya límites a la producción de plásticos y a los productos químicos utilizados, iniciativa que recibió el apoyo de países latinoamericanos y de la Unión Europea. Poner límites a la producción implica frenar la contaminación por plásticos, no solo vinculada a los desechos, sino también evitando, por un lado, la contaminación derivada de la producción proveniente de la industria petroquímica y, por otro, la creciente exposición a los microplásticos y nanoplásticos, con consecuencias para la salud humana.
En este caso, como indica el PNUMA, los microplásticos y nanoplásticos se dispersan en el aire y pueden estar presentes en los alimentos y en el agua. Un estudio de la Sociedad Química Estadounidense (ACS, por sus siglas en inglés) reveló que las 47 muestras tomadas detectaron la presencia de componentes plásticos en órganos y tejidos humanos. A su vez, desde el Centro Internacional sobre la Legislación Ambiental (CIEL) han advertido sobre el uso de sustancias peligrosas, como los ftalatos, y sus consecuencias, entre ellas el desarrollo anormal del sistema reproductivo, cáncer, asma y diabetes.
Arabia Saudita, otra vez lideró la oposición
En las negociaciones, los países petroleros fueron los principales opositores a incluir esta propuesta en el texto del tratado, con Arabia Saudita a la cabeza y el apoyo de Rusia, Irán y Kuwait. En este contexto, Abdulrahman Al Gwaiz, delegado saudí, afirmó: “No hay ningún problema con la producción de plásticos, porque el problema radica en la contaminación, no en los plásticos en sí mismos”. Esta postura podría estar relacionada con la proyección de crecimiento de la demanda de productos derivados de la industria petroquímica. Para India, por su parte, los límites a la producción se perciben como una interferencia en el desarrollo de las naciones.
La oposición de los países petroleros al texto se vio reforzada por la presencia de lobistas de la industria de los combustibles fósiles y petroquímicos, como denunciaron organizaciones internacionales y de la sociedad civil. Por ejemplo, CIEL informó que a las negociaciones asistieron 221 representantes de compañías estadounidenses, como ExxonMobil y Dow; alemanas, como BASF; y saudíes, como Sabic.
¿Cuál es el siguiente paso?
El texto preliminar del tratado, de 22 páginas, presentado por el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, presidente del Comité Intergubernamental de Negociación, muestra avances y convergencias en puntos que en negociaciones anteriores no se habían resuelto. No obstante, los artículos relacionados con los Principios y Enfoques, así como Productos Plásticos contemplados y Financiamiento, aún quedan pendientes de consulta.
Las negociaciones podrían continuar en 2025, con fecha y lugar aún por definir. Sin embargo, de acuerdo con las palabras del delegado de Panamá, Juan Carlos Monterrey Gómez: “La demora es la muerte; la acción es la supervivencia. Estamos comiendo y bebiendo veneno todos los días. El mundo no puede permitirse más nuestras vacilaciones”.
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