En el contexto de crecientes tensiones geopolíticas y conflictos en el Mediterráneo Oriental, la fragata Cristóbal Colón (F-105) de la Armada Española ha monitoreado los ejercicios navales de la Armada Rusa en la región, que incluyeron el reciente lanzamiento de misiles hipersónicos. Esta operación se enmarca en su integración a la Agrupación Naval Permanente de la OTAN número 2 (SNMG-2), como parte de la estrategia de la Alianza Atlántica para garantizar la seguridad y la estabilidad en la región.
El Mediterráneo Oriental se ha convertido en un foco de rivalidades estratégicas, sirviendo como un escenario indirecto del conflicto sirio y de la rivalidad entre Rusia y la OTAN. En este contexto, la Base Naval rusa en Tartús, Siria, adquiere una relevancia particular. Esta instalación, única fuera del territorio de la antigua Unión Soviética, ha sido fundamental para la proyección de poder rusa desde 2015, cuando Moscú intervino militarmente en apoyo al régimen de Bashar al-Assad. En meses recientes, Rusia ha reforzado sus capacidades en Tartús, modernizando su infraestructura para permitir el mantenimiento y reparación de buques en la propia base, fortaleciendo así su presencia en el Mediterráneo sin depender del Mar Negro.
El 4 de diciembre, la fragata Cristóbal Colón, desplegada en aguas internacionales al este de Chipre, monitoreó actividades navales rusas que involucraron aproximadamente a 1.000 efectivos y diversas unidades de superficie, incluyendo dos fragatas clase Almirante Gorshkov, una fragata clase Almirante Grigorovich y un submarino de ataque clase Kilo II. Estas operaciones también incluyeron el despliegue de aeronaves rusas de combate, helicópteros y aviones de patrulla. Sin embargo, no se ha confirmado el puerto de origen de estas unidades.
La fragata española F-105, equipada con avanzados sistemas de combate y vigilancia, como el sistema AEGIS y el radar SPY-1D(V), detectó y siguió lanzamientos de misiles hipersónicos superficie-superficie realizados desde las fragatas rusas. Este tipo de actividades, confirmadas por el Ministerio de Defensa ruso, formaron parte de ejercicios más amplios que involucraron 10 buques y 24 aeronaves. Además, empleo y demostración de este armamento representa por sus capacidades y tecnología un claro mensaje en cuanto proyección disuasiva, ya que viajan a velocidades superiores a Mach 5 (cinco veces la velocidad del sonido), lo que dificulta su detección y neutralización por parte de sistemas de defensa antimisiles existentes.
Como parte de la operación Noble Shield, respuesta de la OTAN a la invasión rusa de Ucrania, la Cristóbal Colón coopera con buques y aeronaves aliados en su rol dentro de la Fuerza Marítima de Muy Alta Disponibilidad de la OTAN (VJTF-M). Esta vigilancia refuerza los esfuerzos de la Alianza para recopilar información sobre las capacidades operativas de Rusia y para proteger la estabilidad de los países aliados cercanos, en una región marcada por conflictos, militarización creciente y disputas territoriales. En última instancia, estas operaciones reflejan la importancia estratégica del Mediterráneo oriental y subrayan el compromiso español con la OTAN para la seguridad y la defensa colectiva frente a desafíos emergentes.
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