China ha intensificado sus medidas contra Estados Unidos al sancionar a trece empresas de defensa y a seis altos ejecutivos norteamericanos debido a ventas de armas a Taiwán, considerado por Pekín como una provincia separatista. Paralelamente, Washington denuncia una red de hackeos presuntamente patrocinada por el gobierno chino que ha comprometido a proveedores de telecomunicaciones estadounidenses.
Beijing responde con sanciones
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian, afirmó que las aspiraciones de independencia de Taiwán son incompatibles con la paz en el estrecho de Taiwán. “El apoyo militar de Estados Unidos a Taiwán no alterará la firme resolución de China para lograr la reunificación nacional”, subrayó. Desde 2021, la administración Biden ha aprobado al menos 17 ventas de armas a Taipei, situación que ha exacerbado las tensiones con Beijing.
Las empresas sancionadas incluyen nombres destacados como Teledyne Brown Engineering, BRINC Drones y Kratos Unmanned Aerial Systems, entre otras. Además, ejecutivos como Barbara Borgonovi y Gerard Hueber han sido objeto de estas restricciones. Las medidas implican la congelación de activos en China y la prohibición de transacciones comerciales con entidades chinas, además de vetar el ingreso de los sancionados a Hong Kong y Macao.
Estas acciones coinciden con la gira internacional del líder regional taiwanés William Ching-te Lai, quien ha visitado aliados en el Pacífico Sur, reforzando las relaciones diplomáticas de Taiwán. Lai, quien también realizó escalas en Guam y Hawái, sostuvo encuentros con figuras clave como el gobernador de Guam y el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Acusaciones de ciberespionaje desde Washington
En un contexto de creciente rivalidad tecnológica y militar, Estados Unidos ha acusado a hackers chinos de infiltrarse en al menos ocho proveedores de telecomunicaciones del país, apuntando a altos funcionarios políticos y gubernamentales. Anne Neuberger, asesora de Seguridad Nacional en Tecnologías Emergentes, reveló que las redes aún están comprometidas, lo que genera riesgos persistentes para las comunicaciones sensibles.
La campaña de ciberespionaje habría permitido a los hackers obtener grandes volúmenes de registros telefónicos, incluyendo datos de llamadas y mensajes, aunque sin acceder al contenido. También se sospecha que recopilaron información vinculada a solicitudes legales de las fuerzas de seguridad estadounidenses.
Entre las empresas afectadas se encuentran gigantes como Verizon y AT&T. Autoridades del FBI y la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) trabajan junto a los proveedores para expulsar a los intrusos de sus sistemas, pero aún no hay un cronograma claro para completar esta tarea.
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