Tras varios meses de navegación, el portaaviones USS George Washington (CVN-73) de la Armada de Estados Unidos finalmente arribó a base de Yokosuka, en Japón, para reemplazar al USS Ronald Reagan (CVN-76) como buque insignia de la Fuerza Naval Desplegada Avanzada-Japón (FDNF-J). Con la llegada, las miradas de analistas y expertos observan con detenimiento la presencia cercana del CVN-73 a China.
Este portaaviones de la clase Nimitz, con propulsión nuclear, no prestaba servicio en la región desde 2015, cuando fue relevado por el USS Ronald Reagan (CVN-76). Durante su ausencia, el USS George Washington se sometió a un complejo proceso de reabastecimiento de combustible y revisión (RCOH, por sus siglas en inglés), una intervención que se extendió por seis años y trajo consigo significativas mejoras tecnológicas. El proceso de RCOH incluyó la renovación de componentes críticos, mejoras en el sistema de lanzamiento y recuperación de aeronaves, así como la actualización estructural de áreas clave como la isla, el mástil y la torre de antenas. Estas modernizaciones aseguran que el portaaviones esté preparado para enfrentar los desafíos operativos más avanzados.
Con el reciente regreso a aguas japonesas el pasado 22 de noviembre, el buque ha asumido el rol de principal herramienta de disuasión en la región. Según el Contralmirante Greg Newkirk, Comandante del Grupo de Ataque del Portaaviones George Washington, este despliegue “representa una visión compartida de paz y prosperidad en toda la región, respaldada por la alianza entre la Armada de Estados Unidos y las Fuerzas Marítimas de Autodefensa de Japón”.
El retorno del USS George Washington no solo marca el fin de una prolongada ausencia del portaaviones de avanzada en una región geopolíticamente crucial, sino que también reafirma el compromiso de Estados Unidos con la seguridad y estabilidad del Indo-Pacífico. Su presencia fortalece la alianza con Japón y otros socios regionales, enviando un claro mensaje de disuasión frente a las crecientes actividades de China en la región.
Finalmente, resulta útil mencionar que la llegada del portaaviones se produce poco después de que el Departamento de Defensa de los EE. UU. diera a conocer la conformación del Consorcio de Seguridad Marítima (MARSEC), de participación público-privada; afectando, por tanto, a las fuerzas desplegadas en la región, incluyendo al CVN-73. En dicho marco, se prevé no sólo un aumento de las inversiones en soluciones tecnológicas para proteger comerciales de los EE. UU. y sus aliados en Asia, sino que también, el aumento de demostraciones y ejercicios tales como las que han representado los BALIKATAN realizados junto a Filipinas.
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