Recientemente, el almirante Samuel Paparo, jefe del Comando Indo-Pacífico de EE. UU., expresó preocupación por el agotamiento de las reservas de armas estadounidenses debido a los conflictos en Ucrania y Oriente Medio. Esta situación, según advirtió, pone en riesgo la capacidad de respuesta ante posibles escenarios de conflicto en el Indo-Pacífico, una región de creciente tensión con China.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, EE. UU. ha destinado más de 60.400 millones de dólares en ayuda militar a Kiev. Este apoyo incluye sistemas avanzados como los Patriot, HIMARS y misiles ATACMS, cruciales para los ataques contra infraestructuras estratégicas rusas. La capacidad de defensa aérea de Ucrania también se ha fortalecido mediante la entrega de interceptores y municiones de última generación, recursos que han reducido significativamente las reservas estadounidenses.
En paralelo, el estallido del conflicto en Israel tras los ataques de Hamás en octubre de 2023 intensificó la demanda de sistemas de defensa y municiones. Estados Unidos desplegó baterías THAAD y envió importantes cantidades de munición para apoyar las operaciones israelíes, mientras mantenía fuerzas estratégicas en alerta ante posibles implicaciones regionales, como el aumento de tensiones con Irán.
Un escenario de múltiples frentes
La simultaneidad de ambos conflictos genera una presión inédita sobre los recursos militares de EE. UU., en un momento donde las tensiones con China siguen escalando. En los últimos años, el gigante asiático ha incrementado sus operaciones militares alrededor de Taiwán, con ejercicios conjuntos de la Armada y la Fuerza Aérea que simulan bloqueos y ataques. Estas maniobras alcanzaron su punto más álgido con los ejercicios Joint Sword en mayo y septiembre de 2024, donde Pekín desplegó un amplio arsenal para demostrar su capacidad de sofocar cualquier intento de independencia de la isla.
Taiwán, considerado por China como parte de su territorio, sigue siendo un punto crítico para la estrategia estadounidense en el Indo-Pacífico. Paparo subrayó que los arsenales ya eran limitados antes de los actuales conflictos, lo que pone en duda la capacidad de EE. UU. para mantener su compromiso con la defensa de Taiwán en caso de una eventual agresión china.
Repercusiones estratégicas
El agotamiento de las reservas plantea desafíos no solo militares, sino también industriales. La capacidad de la base industrial de defensa para reabastecer rápidamente los arsenales se enfrenta a cuellos de botella, como la producción de misiles y sistemas avanzados. Esta situación ha llevado al Departamento de Defensa a acelerar contratos y fomentar la cooperación con aliados para asegurar un suministro constante.
Además, el esfuerzo por mantener un equilibrio estratégico ha llevado a EE. UU. a reforzar alianzas en el Indo-Pacífico. Ejercicios conjuntos con Japón, Australia, Corea del Sur y Filipinas subrayan la importancia de una postura de disuasión colectiva frente a China, que sigue ampliando su influencia en la región mediante una combinación de poder militar, económico y diplomático.
En conclusión, la simultaneidad de los conflictos en Ucrania e Israel no solo afecta la capacidad militar inmediata de EE. UU., sino que plantea interrogantes sobre su preparación para enfrentar futuros desafíos globales. La necesidad de reabastecer rápidamente los arsenales será clave para mantener su liderazgo en un entorno de seguridad cada vez más impredecible.
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