La victoria de Trump y su impacto económico

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La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca seguramente generará cambios significativos en la economía global. El futuro presidente de los Estados Unidos marcará una agenda centrada en las fortalezas de su país y la necesidad de posicionar a los EE.UU. como la única superpotencia. En el frente interno, el foco estará en la reactivación económica y la mejora de su base electoral. Los aranceles, por su parte, serán el principal aliado en la política comercial externa, y la tasa de interés, el instrumento clave para estimular la producción y la venta de productos estadounidenses en el extranjero.

Política interna

La política económica de Trump tendrá varios rasgos similares a aquella implementada en su primer mandato. El foco estará en la reducción impositiva, donde se busca reducir el impuesto a las sociedades en un 15%, eximir el pago de propinas, como también bonificar la seguridad social. Adicionalmente, el ganador de las elecciones buscará desregular la economía estadounidense. Afín a su perfil de declaraciones polémicas, Trump dijo que por cada ley nueva, desregular otras 10. Entre las principales medidas se encuentran aquellas que limitan el uso de la IA, como también las medidas que impactan sobre los recursos energéticos tradicionales. El fomento de las inversiones verdes, y la Inflation Reduction Act, también serán medidas a cambiar por los republicanos para reorientar la economía. Las políticas como el Medicare también serán cuestionadas por la futura administración Trump.

Trump busca reducir la intervención estatal en la economía promoviendo el uso de criptomonedas y aspirando a consolidar a Estados Unidos como una superpotencia de bitcoin. No obstante, este enfoque entra en tensión con otras propuestas de su plan económico, como la imposición de aranceles más altos a los países que rechacen el uso del dólar. La diferencia en las visiones regulatorias también podría impactar en las grandes tecnológicas: Trump se inclina por una postura de libre mercado y menor regulación antes las mismas. De hecho, Trump afirmó que, si asume la presidencia, eliminará la Orden Ejecutiva sobre inteligencia artificial de Biden, la cual propone regulaciones similares a las que adoptó la Unión Europea.

La institucionalidad estadounidense mirará de reojo a una Fed que necesita bajar lo máximo posible la inflación. Esto choca con el objetivo de Donald Trump de reactivar la economía estadounidense. Posiblemente, veamos una lucha entre Trump y Jerome Powell respecto a la tasa de interés, con el 2026 como fecha clave de renovación del directorio de la Fed. En noviembre, Powell bajará en medio punto porcentual la tasa de interés, luego de cumplir con las metas de inflación. Pero a futuro quedará por definir el ritmo de la baja o el mantenimiento de la misma, con Trump interesado en una baja fuerte para reactivar el empleo estadounidense.

El panorama externo de la política económica trumpista

El objetivo externo es estabilizar el déficit comercial estadounidense. Para ello, Trump cuenta con su instrumento preferido para cumplir el objetivo: los aranceles aduaneros. El enemigo es claro: la República Popular China. Durante la campaña, el presidente republicano declaró que impulsará aranceles del 60% contra China, 20% para el resto del mundo y del 100% para aquellos países que no utilicen el dólar en el comercio global. Respecto a esta medida, el impacto puede ser importante para cualquier plan de los BRICS o la misma china de disputar cuotas de poder al dólar estadounidense.

La guerra comercial durante su primera administración no generó un impacto tangible en la economía china, y terminó beneficiando a terceros países como Vietnam, India o México, que fueron sedes de las industrias que decidieron reposicionar sus plantas productivas. Frente a este escenario se encuentra un socio clave de los EE.UU., pero cuestionado por el futuro presidente: la Unión Europea.

La Unión Europea también tendrá varios frentes abiertos ante un EE.UU. más proteccionista. En 2025 vence el acuerdo que busca evitar los aranceles retaliativos entre ambas partes, y deberá ser renegociado. Por otro lado, hay disputas abiertas en acero y subsidios verdes en la Organización Mundial de Comercio. Por cierto, es una de las instituciones que Trump buscará debilitar para mejorar su postura negociadora, como la mayor economía del globo. Retomando el posicionamiento de Europa, el Banco Central Europeo (BCE) buscará bajar lo antes posible las tasas de interés para dinamizar sus economías ante lo que parece ser un muro a las exportaciones europeas en norteamérica. Mario Draghi, quien presidió el BCE, incorporó como prioridad para los países del bloque la modernización del sector tecnológico ante el gap que tiene Europa con los EE.UU. y China.

Para nuestro país seguramente la presencia de Trump generará restricciones comerciales. Pero dichas restricciones pueden ser menores por la cercanía entre el Presidente Milei y el Canciller Werthein con el círculo cercano de Trump. Si se reduce la tasa de interés y se aprecia el dólar, los capitales extranjeros buscarán nuevos mercados, y con un país en vías de estabilización como el nuestro puede suponer una oportunidad para inversionistas. El cepo juega en contra para la libre circulación de capitales y de inversiones a nuestro país, pero la agenda de Milei con el futuro presidente tendrá estos puntos en consideración.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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