El gobierno argentino oficializó el nombramiento de Gerardo Werthein como el nuevo canciller, tras la salida de Diana Mondino del Ministerio de Relaciones Exteriores. La asunción, llevada a cabo este lunes en Casa Rosada, representa un cambio significativo en la política exterior argentina, con la implementación de nuevas directrices que apuntan a reducir la burocracia y a revisar la postura del país frente al sistema internacional. Este movimiento marca una transformación en la estructura y funciones de la Cancillería, evidenciando un claro distanciamiento con la gestión anterior y un enfoque más crítico hacia ciertos valores promovidos en el ámbito global.
Restructuración interna: salidas y evaluaciones de alto perfil
Uno de los primeros actos de Werthein fue solicitar la renuncia de los principales funcionarios que acompañaron a Mondino. Esta medida, que afecta a secretarios y subsecretarios, apunta a una renovación en la cúpula ministerial, aunque la salida de los funcionarios no será inmediata. El objetivo es evaluar los perfiles y determinar quiénes se alinean con las nuevas directrices del presidente Javier Milei y del propio Werthein. La lista de los posibles cesantes incluye al vicecanciller Eduardo Bustamante, recientemente designado por Mondino, junto a altos cargos como Marcelo Cima, secretario de Comercio Internacional; Paola Di Chiaro, secretaria de Malvinas; y otros funcionarios estratégicos de la Cancillería.
La relación entre Milei y la comunidad diplomática está tensa, según se evidenció en sus recientes declaraciones en medios nacionales. En sus palabras, el Presidente criticó a la “burocracia internacional” y consideró que esta estructura “woke” sostiene valores contrarios a la libertad individual, aspectos que él considera fundamentales en la nueva dirección de su gobierno.
Reestructuración diplomática
Según fuentes de la Casa Rosada, Werthein y su equipo analizarán los antecedentes de los diplomáticos para identificar posiciones y apoyos previos a esta agenda, considerando incluso que aquellos funcionarios alineados con estos principios podrían ver su posición en peligro. Este enfoque representa un cambio significativo en la política diplomática argentina y apunta a construir un “frente de resistencia” en coordinación con gobiernos afines.
No obstante, el enfoque ha recibido críticas de exdiplomáticos y especialistas en relaciones internacionales, quienes señalan que este tipo de medidas pueden interpretarse como un “control ideológico” y generar tensiones legales al despedir funcionarios en función de sus creencias personales. La Ley 20.957 establece que la remoción de diplomáticos debe fundamentarse en motivos específicos, como la falta de condiciones indispensables o condenas criminales, lo cual abre un debate sobre la viabilidad legal de estos despidos.
Reducción de embajadas y auditorías para recortar gastos
Otro aspecto clave de la nueva gestión es la reducción de gastos en la Cancillería, a través de la unificación de embajadas y la eliminación de ciertos gastos de traslado. En línea con esta estrategia, el gobierno estudia la fusión de algunas embajadas en países donde la actividad diplomática argentina es limitada.
Las reducciones en la estructura y personal diplomático también contemplan la eliminación de ciertos “privilegios” considerados innecesarios. Entre ellos se estudian el fin del pago de traslados y, eventualmente, una rebaja salarial para los diplomáticos, lo cual representa un cambio en la forma de gestión de recursos en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Este plan de austeridad apunta a maximizar los recursos en áreas estratégicas mientras se reducen los costos de la administración exterior.
Contexto y alianzas internacionales en el escenario estadounidense
La designación de Werthein, exembajador en Estados Unidos, también impactará en la relación entre Argentina y el país norteamericano. En espera de las elecciones presidenciales en EE. UU., cuyo resultado Milei observa con gran interés, Werthein designó a Juan Corteletti como representante interino en la embajada en Washington hasta la confirmación de un nuevo embajador. La política exterior argentina en la región se orientará en función de las políticas de la administración estadounidense que asuma el próximo mandato, considerando además que la relación con Israel, otro aliado estratégico de Milei, influirá en estas decisiones.
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