Las Naciones Unidas han reafirmado su decisión de mantener las fuerzas de paz de la ONU, conocidas como Cascos Azules, en el sur del Líbano a pesar de los crecientes enfrentamientos en la región y las demandas de Israel para que sean retiradas.
Israel ha criticado a la UNIFIL por no estabilizar la región, señalando un aumento de la presencia de Hezbolá en la zona. En respuesta a las acusaciones de que las fuerzas de paz brindan cobertura a Hezbolá, la UNIFIL ha negado dichas afirmaciones. Sin embargo, la relación entre Israel y la ONU ha empeorado desde los incidentes del 7 de octubre, que involucraron disparos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra posiciones de la UNIFIL y heridas a varios de sus soldados.
La situación en la frontera ha desencadenado desplazamientos masivos tanto en Líbano como en Israel, y ha generado tensiones internacionales, con varios países, incluidos EE.UU., condenando los ataques a las fuerzas de paz. Israel se enfrenta a una creciente presión internacional para detener los ataques, pero mantiene su postura firme de que la UNIFIL no está cumpliendo con su mandato.
En este contexto, la situación sigue siendo frágil y cualquier escalada podría tener repercusiones más amplias en la región, dado el papel de Irán y Hezbolá en el conflicto y la implicación de actores internacionales como Estados Unidos en las negociaciones y en la estrategia de respuesta de Israel.
Las Naciones Unidas temen por el bienestar de sus Fuerzas de Paz en el Líbano
El Consejo de Seguridad de la ONU ha expresado su “gran preocupación” por los recientes ataques israelíes contra las posiciones de la fuerza de paz de la UNIFIL en el sur del Líbano, donde varios soldados resultaron heridos en medio de los intensos combates entre Israel y Hezbolá. Aunque la declaración no menciona explícitamente a Israel ni a Hezbolá, hace un llamado a todas las partes para que respeten la seguridad del personal de la ONU y las instalaciones de la FPNUL.
La situación se ha deteriorado rápidamente, con el ejército israelí intensificando su ofensiva contra Hezbolá en la frontera libanesa, lo que ha obligado a más de 1,2 millones de personas en el Líbano a desplazarse. Israel busca expulsar a Hezbolá de la frontera para permitir el retorno de sus propios ciudadanos desplazados. A pesar de las críticas internacionales y las llamadas a respetar el derecho humanitario, Israel ha pedido a las fuerzas de la ONU que se retiren de la zona de conflicto, afirmando que su presencia protege a Hezbolá.
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Fuente: NBC News / Associated Press
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