Todas las miradas están puestas en la magnitud y el alcance de la respuesta que Israel ha prometido tras el masivo ataque con misiles de Irán el martes. Entre los observadores más cautelosos está el mercado petrolero y los precios del barril de crudo, que muestra inquietud ante la posibilidad de que la infraestructura petrolera de Irán, y no solo sus instalaciones nucleares, puedan ser objetivos de represalias israelíes.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, alimentó estas especulaciones el jueves al comentar sobre la posible intención de Israel de atacar instalaciones petroleras iraníes. Aunque mostró desdén por la idea, no la descartó por completo, lo que generó una subida inmediata en los precios del petróleo.
Desde que Hamás lanzó un ataque masivo contra Israel el 7 de octubre de 2023, iniciando una guerra en dos frentes, los mercados energéticos han mostrado poca preocupación. Incluso con los enfrentamientos entre Israel y Hamás, así como con Hezbolá y algunos choques directos entre Israel e Irán, el precio del crudo ha sido menor en comparación con años anteriores. La razón principal es el abundante suministro de petróleo, gracias a que la OPEP+ ha limitado su producción para evitar que los precios caigan aún más debido a la baja demanda mundial.
Sin embargo, esto podría cambiar. Un ataque israelí a las instalaciones petroleras de Irán podría tener diferentes consecuencias, dependiendo de qué áreas sean atacadas y las posibles represalias de Irán. Según Richard Bronze, de Energy Aspects, los impactos dependerán de si se atacan instalaciones que afectan principalmente el mercado interno iraní o si se golpean terminales de exportación de petróleo, lo que tendría un mayor impacto global.
Las causas de esta alza en los precios mundiales del petróleo
Un ataque a la isla de Kharg, el principal centro de exportación de petróleo de Irán, reduciría la capacidad del país para vender gran parte de sus 1.7 millones de barriles diarios. Esto provocaría un alza en los precios del petróleo, afectando a los mercados globales, incluida la economía estadounidense. Alternativamente, Israel podría optar por atacar refinerías internas como la de Abadan, afectando el suministro de gasolina para los iraníes sin provocar el mismo efecto en el mercado internacional.
La respuesta de Irán también es clave. Teherán podría atacar instalaciones petroleras vulnerables en Arabia Saudita o los estados del Golfo, lo que aumentaría aún más la tensión en la región.
Aunque esta acción sería vista como suicida por muchos analistas, las circunstancias actuales, como una posible destrucción de la capacidad exportadora de Irán, podrían hacer que esta opción sea más viable que en el pasado.
Finalmente, aunque otros grandes productores de petróleo, como Arabia Saudita, podrían aumentar su producción para compensar una pérdida de barriles iraníes, hacerlo no sería inmediato. Los expertos señalan que la capacidad de reserva global solo se activaría en respuesta a una pérdida significativa de suministro, lo que podría generar inestabilidad en el corto plazo.
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Fuente: Foreign Policy
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