La relación entre Rusia y Siria puede trasladarse al año 2015, cuando comenzó la intervención militar de Moscú para proteger al régimen sirio de su caída y apoyarlo militarmente para recuperar el control sobre los territorios tomados. No obstante, la naturaleza de esta intervención y sus funciones han evolucionado a lo largo de los años, donde hoy día se prioriza la rehabilitación del líder del régimen, Bashar al-Assad, y en lograr los intereses rusos en política exterior.
El 30 de septiembre de 2015, el régimen de Siria había perdido el control de más de dos tercios de los territorios sirios, aunque hoy (y gracias a rusia) ya ha logrado expandirse hacia áreas controladas por la oposición. Pero tras la llegada de Rusia, se establecieron bases y posiciones militares que alcanzaron los 132 emplazamientos en el año 2022.
Este número comenzó a fluctuar cuando en 2023, luego del estallido de la guerra ruso-ucraniana, se redujo a 105. Pero volvió a aumentar rápidamente pasando de 105 a 114 durante 2023 y 2024, según el Centro de Estudios Jusoor. Hoy, los principales emplazamientos rusos en Siria se encuentran consisten en 21 bases y 93 puntos militares, principalmente ubicados en Hama, Latakia, al-Hasakah, y Alepo.
Pero a pesar de este crecimiento de la presencia rusa en Siria, las fuerzas de Moscú han comenzado a limitar sus actividades militares. En el norte del país, por ejemplo, Rusia considera que no existe ninguna amenaza real, por lo que es necesario evitar cualquier escalada y solo llevar a cabo actividades de reconocimiento. Aunque sí es cierto que la administración de Putin tiene el mismo poder sobre Siria que años anteriores; muchos creen que Bashar al-Assad no puede tomar ninguna decisión sin el consentimiento de Moscú.
Asimismo, la inactividad militar rusa también se debe a dos motivos: que Putin ha dejado que Irán “llenara el vacío” de su presencia mientras desplegaba personal sirio en Ucrania, y que la guerra con su vecino le ha costado una erosión de los mecanismos de coordinación previos con las fuerzas sirias. Sin dudas, Rusia no puede mantener todas sus fuerzas en Siria mientras persistan las hostilidades entre Moscú y Kiev.
Pero más de los múltiples altibajos de la presencia militar en Siria, Rusia ha tenido ciertas dificultades en los últimos años al intentar disuadir las escaladas de tensiones entre los grupos armados locales y las fuerzas del régimen. Es más, el control de la seguridad en Siria también fracasó en zonas de reconciliación supervisadas por Rusia. Y por encima de todo, las fuerzas de Moscú han asesinado a 6.969 civiles desde el momento de su intervención en Siria hasta el pasado mes de junio, según la Red Siria de Derechos Humanos (SNHR).
La región de Medio Oriente, que ha sido testigo de numerosos acontecimientos en los últimos meses, plantea vastos interrogantes a países como Rusia o Estados Unidos que mantienen sus despliegues militares allí. Puede que Rusia planee quedarse indefinidamente y que continúe adoptando formas diferentes, o bien intente alcanzar el acercamiento necesario entre el régimen sirio y Turquía para luego retirarse.
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