Estados Unidos ha desarrollado una nueva estrategia para proteger Taiwán ante una posible invasión china, basada en el despliegue masivo de drones autónomos en el estrecho de Taiwán. Esta medida busca retrasar un ataque chino lo suficiente para que EE.UU. y sus aliados puedan movilizar más recursos militares en la región.
En los últimos tiempos, ha crecido en los círculos de defensa de Estados Unidos la convicción de que China podría intentar invadir Taiwán en los próximos años. Ante esta perspectiva, el Pentágono ha ideado un plan ambicioso para contrarrestar esta amenaza: inundar el estrecho que separa Taiwán de China con miles de drones no tripulados, creando un “paisaje infernal” que buscará desestabilizar las fuerzas chinas y ganar tiempo para organizar una defensa efectiva.
Durante el Diálogo Shangri-La, un foro de seguridad internacional celebrado en junio, el almirante Samuel Paparo, jefe del Comando Indo-Pacífico de EE.UU., explicó cómo se desplegaría esta estrategia en caso de una invasión china. Paparo describió con lujo de detalles cómo estos drones se desplegarían por tierra, mar y aire, para crear un ambiente hostil que dificultaría significativamente el avance de las fuerzas chinas.
Paparo no es el primero en proponer esta visión; su predecesor, el almirante John Aquilino, ya había mencionado la idea de un “paisaje infernal” en agosto de 2023. Sin embargo, Paparo ha ofrecido la descripción más concreta y detallada del plan que el Departamento de Defensa de EE.UU. tiene para enfrentar una posible agresión china hacia Taiwán.
La gran muralla de drones
China ha estado incrementando su poderío militar en preparación para una posible anexión de Taiwán, que Beijing considera una provincia separatista. La Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL) cuenta con la mayor fuerza marítima del mundo, con 234 buques de guerra, superando a los 219 de la Armada estadounidense. Además, la Fuerza Aérea del EPL también ha superado a sus contrapartes regionales en número de aviones de combate, según declaraciones de Aquilino en marzo ante el Comité de Servicios Armados del Senado.
El arsenal de drones de China, aunque difícil de cuantificar, es igualmente imponente. El país se ha convertido en el principal exportador de drones armados, junto con Turquía, y posee una clara ventaja en cuanto a la producción y despliegue de estos vehículos no tripulados. Los drones chinos han sido diseñados para replicar y mejorar modelos estadounidenses, como el MQ-9 Reaper o el RQ-4 Global Hawk, pero a un costo significativamente menor.
Este amplio arsenal de drones otorga a China una ventaja considerable en caso de un conflicto prolongado. En contraste, las fuerzas estadounidenses y taiwanesas carecen de un inventario tan extenso y diverso de drones, lo que podría ponerlas en desventaja en un enfrentamiento directo.
Para contrarrestar esta desventaja, el Pentágono ha diseñado un plan que contempla el despliegue de enjambres masivos de drones autónomos. Estos drones no solo atacarían a las fuerzas enemigas, sino que también desempeñarían funciones críticas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, proporcionando una imagen completa del campo de batalla a medida que evoluciona.
Un informe de la Rand Corporation de 2020 concluye que cientos de drones de bajo costo podrían guiar misiles antibuque estadounidenses hacia una flota invasora china, siendo una capacidad clave para derrotar a China y defender Taiwán. Esta estrategia ha sido refinada con las lecciones aprendidas de la invasión rusa de Ucrania, donde el uso de drones ha demostrado ser fundamental para desbaratar las fuerzas enemigas.
La iniciativa Replicator
En respuesta a la creciente amenaza china, el Pentágono ha lanzado la iniciativa Replicator, diseñada para construir y desplegar drones autónomos desechables a gran escala en los próximos 18 a 24 meses. En marzo, se destinaron 1.000 millones de dólares para la primera ronda de sistemas Replicator, y en mayo, se anunció el despliegue acelerado de más de 1.000 municiones de merodeo Switchblade-600.
Estos drones serán capaces de operar en espacios aéreos disputados, realizando misiones de vigilancia y ataque. Además, el Cuerpo de Marines de EE.UU. y el Ejército están desarrollando sus propios programas para integrar drones kamikaze y otros sistemas no tripulados en sus formaciones.
Por otro lado, Estados Unidos también está trabajando para mejorar las capacidades de Taiwán en materia de drones. En junio, el Departamento de Estado aprobó una venta de armas a Taiwán que incluye 291 drones kamikaze ALTIUS 600M-V y 720 municiones de merodeo Switchblade-300. Estos sistemas permitirán a Taiwán reforzar su defensa contra una posible invasión china.
Sin embargo, el acceso a drones comerciales sigue siendo un desafío para Taiwán, dado el dominio de China en el mercado de drones. La dependencia de piezas fabricadas en China es una preocupación, ya que podría comprometer la seguridad y efectividad de los sistemas taiwaneses.
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