El Ministro de Defensa de los Países Bajos, Ruben Brekelmans, confirmó que los cazas F-16 Fighting Falcon que se entregarán a Ucrania no podrán utilizar todas sus capacidades contra las fuerzas rusas debido a que sus pilotos carecen de la experiencia para ejecutar ciertas misiones. Kyiv mantiene altas expectativas por los aviones de combate de origen norteamericano, con la intención de que permitan igualar la balanza en lo que refiere a la disputa del espacio aéreo.
De acuerdo con lo expresado por el titular de la cartera de defensa neerlandesa en el programa de radio BNR De Wereld, “…los F-16 enviados por los Países Bajos a Ucrania no se utilizarán de momento para apoyar a las tropas de tierra…Los pilotos aún no tienen experiencia suficiente para ello…”. Con sus declaraciones, Brekelmans posiblemente esté develando la prioridad que se estableció para el entrenamiento de los pilotos ucranianos, proceso que usualmente lleva años pero en esta ocasión se redujo a meses.
El Ministro agregó que los cazas F-16 pueden servir para operaciones aire-aire, por ejemplo contra aviones, drones y misiles rusos, estos últimos responsables de la destrucción de un importante porcentaje de la infraestructura energética de Ucrania. “…Antes de que los F-16 puedan prestar apoyo a los soldados de tierra, son necesarios varios años más de entrenamiento con las demás partes de las fuerzas armadas…”. Sin embargo, Brekelmans calificó de logro excepcional el hecho de que los pilotos ya estén operativos.
Países Bajos junto a Dinamarca fueron los principales impulsores de la iniciativa por entregar a Ucrania modernos aviones de combate de fabricación occidental. La propuesta no estuvo ajena de altibajos, atento que Washington manifestó desde un inicio su reticencia a la hora de ceder este tipo de material a la Fuerza Aérea Ucraniana, afirmando que podría llevar a una escalada del conflicto. EE.UU. es una pieza fundamental ya que sin su autorización, ninguno de los países aliados podría entregar sus F-16 a Ucrania.
La transferencia de los F-16 también generó quejas por parte de Moscú, ya que se considera una maniobra provocativa y “un colosal riesgo” que podría desestabilizar aún más las relaciones con occidente. Entre algunas de las objeciones rusas se llegó a mencionar que los cazas que recibirá Ucrania cuentan con capacidad para lanzar armamento nuclear.
Pese a la posición rusa, el presidente Joe Biden terminaría por dar un revés en su decisión, dando luz verde a Países Bajos, Dinamarca y Noruega para transferir hasta 65 cazas F-16 a Kyiv. Posteriormente se sumaría Bélgica, el cual se comprometió a entregar unas 30 aeronaves. Estas últimas aún esperan la aprobación de Washington.
Países Bajos no solo ha preparado un total de 24 aviones de combate F-16 para Ucrania sino que, además, Brekelmans anunció en la cumbre de la OTAN la asignación de otros 300 millones de euros para municiones para los cazas, cifra que se suma a 150 millones de euros inicialmente destinados para el mismo fin.
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