Narcovuelos: las sólidas redes de abastecimiento del PCC en la Argentina

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La intercepción de un vehículo con un cargamento de 467 kilos de cocaína el pasado 3 de julio en la localidad santafesina de San Justo reafirmó la presencia local del Primer Comando Capital (PCC) a través de sus sólidas y extensas redes de abastecimiento aéreo.  

El procesamiento del llamado “señor de los cielos del Mercosur”, Jorge Adalid Granier Ruiz, en el mes de marzo, no basto para detener la imparable expansión del PCC sobre suelo argentino. Granier Ruiz, de ciudadanía boliviana, era el principal coordinador de las avionetas que suministran de cocaína a las redes del PCC a través de las rutas de tráfico aéreo que cruzan Bolivia y Paraguay. De esta manera, la poderosa organización criminal nacida en los 90 en las cárceles de San Pablo fue construyendo una extensa red logística aérea destinada a abastecer de cocaína a los diferentes clanes familiares locales y haciéndose cargo del control de las principales rutas y puntos de salida de drogas desde Perú y Bolivia hacia la Argentina. 

La evidente expansión regional del PCC es una muestra del manejo que la organización posee sobre las principales rutas de contrabando y contacto directo con países productores de cocaína. Esto se extiende al control establecido sobre varios de los corredores de tráfico de cocaína hacia Europa desde el puerto de Santos en San Pablo y, ahora, desde los puertos argentinos de Rosario y Buenos Aires. En efecto, el redireccionamiento de las rutas de tráfico de drogas hacia el sur tiene como finalidad, no solo el abastecimiento de los clanes criminales locales, sino también la utilización de puertos no tradicionales de salida de cocaína hacia Europa por su bajo nivel de riesgo y la ausencia de controles existentes.  

Por consiguiente, debido al aumento de incautaciones de cocaína en los puertos de Brasil, el PCC ha optado por la utilización de puertos argentinos debido a la poca reputación que poseen estos puertos para la reexportación de cocaína hacia África y Europa sin ser detectada. De hecho, el cargamento interceptado en San Justo tiene varios de los sellos propios del PCC. El operativo fue el resultado de dos investigaciones previas que, en los años 2018 y 2020, resultaron en la incautación de 380 kilos de cocaína y el arresto de 40 sospechosos como parte de una redada de alcance internacional orquestada entre nuestro país y España. 

Asimismo, en la cabina del vehículo se hallaron dos fusiles de asalto Colt calibre 7,62 X 51 con casi 200 proyectiles para esas armas. Una muestra de que a medida que la organización extiende sus operaciones hacia los países vecinos, sus miembros o intermediarios traen consigo las tácticas y habilidades utilizadas por el PCC en su país de origen. Una de esas tácticas es el alto poder de fuego y la utilización de armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas.

A pesar de estos hechos, la organización ha evitado incursionar en la Argentina utilizando la violencia desmedida contra las fuerzas de seguridad, como sí lo ha hecho en el Paraguay a través de la ejecución de rivales y políticos con fusiles tácticos militares y ametralladoras pesadas calibre 50. El desembarco del PCC en nuestro país se ha dado por medio de grupos narcos locales que por el momento eligen aceptar el arresto ante los allanamientos que toman lugar en las zonas de acopio o comercialización de estupefacientes.  

No obstante esto, los sucesivos decomisos de grandes cargamentos de cocaína en el país dejan expuesto que la presencia del PCC ha pasado de ser algo meramente incipiente. Es más, la organización ya posee un control operacional sobre las rutas de abastecimiento de drogas por medio de la utilización de clanes criminales locales que actúan como intermediarios en la distribución de cocaína en centros urbanos como el de Rosario. 

En este contexto, el escenario futuro con relación a la expansión geográfica del PCC en la Argentina es aún incierto. Por un lado, el país no cuenta con la presencia de integrantes de la organización en el sistema carcelario local que haga prever un levantamiento carcelario como el que tomo lugar en Paraguay años atrás. Por otro lado, tampoco se han llevado a cabo atracos a camiones blindados o vehículos transportadores de caudales, como en el caso de Bolivia. Ambas tácticas son modalidades delictivas trasplantadas desde Brasil que tienen el sello indiscutido y característico del PCC, pero que aún no han sido utilizadas en suelo argentino. 

De ahí que, el creciente nivel de involucramiento del grupo criminal en el comercio de cocaína en el país representa una advertencia para las fuerzas de seguridad locales. Los casos de Bolivia y Paraguay son una antesala del fenómeno de transnacionalización del PCC sobre los países vecinos, donde la eliminación violenta de intermediarios en el negocio del tráfico de cocaína fue puntual. 

Por consiguiente, los actuales esfuerzos de las autoridades locales en reforzar las capacidades estatales no solo deben involucrar la lucha contra la corrupción entre las fuerzas de seguridad, sino también el diseño de un plan nacional de lucha contra el narcotráfico a través de una activa cooperación con los países vecinos. De esta manera, se podrá cercar la actual expansión internacional del PCC como fenómeno regional en países como la Argentina.  

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Damian Gariglio
Damian Gariglio
Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Master en Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Miembro de la Global Initiative against Transnational Organized Crime (GI-TOC), Miembro del Strategic Hub for Organised Crime del Royal United Service Institute (RUSI) Asesor y consultor en Crimen Organizado y Desarme Humanitario.

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