Bajo los cielos nublados de Londres, los británicos se encuentran con varias certezas: la primera es que los Laboristas volverán a gobernar el Reino Unido tras estar 14 años como principal oposición al Partido Conservador desde sus bancas en la Cámara de los Comunes a partir de la renuncia del Primer Ministro, Rishi Sunak, y la segunda, es que el experimento del Brexit, impulsado fuertemente por los Conservadores tras el referéndum de 2016, ha fracasado, y los electores no se lo perdonaron.
Los índices económicos del Reino Unido se han estancado tras su salida definitiva de la Unión Europea en mayo de 2021 y nadie parece creer que se recuperarán en un futuro cercano sin un necesario cambio de rumbo dentro de Downing Street. Quizás, se puede intuir, que los Tories firmaron su acta de defunción al haber cedido frente a las presiones del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), tirando por la borda más de 60 años de contribuir al desarrollo económico europeo.
Las promesas Conservadoras de reversionar su histórica postura europeísta para enfocarse en generar un ambiente propicio para la instrumentación satisfactoria de una independencia económica del Reino Unido no llegaron a buen puerto, si es que existía algún puerto al cual llegar. Habiendo pasado Cameron, May, Johnson, Truss y Sunak, está claro que ninguno supo darle el impulso necesario a una economía británica que se creía superior a la Comunidad Económica Europea.
En psicología, hay cuestiones inamovibles que le suceden al ser humano al recibir ciertos estímulos, “reacciones similares” podríamos decir, y es que una de ellas se basa en la premisa de que los humanos valoramos más las cosas cuando las perdemos. Y esto fue lo que le pasó al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tras su salida de la Unión Europea.
Del Brexit al Bregret: la cruzada de la independencia económica salió por la culata
El arrepentimiento de los británicos es claro, según varios sondeos realizados recientemente, una parte considerable del electorado británico está evaluando la posibilidad de revertir el Brexit. Alrededor del 56% de los encuestados muestra un interés favorable en volver a unirse a la Unión Europea. Otras encuestas indican que, entre quienes apoyaron el Brexit, el 22% opina que el proceso resultó “mal o muy mal”, mientras que sólo un 18% considera que fue “exitoso o muy exitoso”.
Quién supo ser el imperio más grande de toda la historia hoy busca salir a flote tras tener una economía en standby con grandes problemas de crecimiento, un sistema de salud público con serias deficiencias, un ejército que no está preparado para la guerra y una sociedad cansada de la inmigración ilegal, el costo de vida y probablemente, hasta de las intensas lluvias. No hay nada peor que haber sido una nación grande y hoy encontrarse en las antípodas de aquel bienestar, ya que tus ciudadanos saben lo que fue vivir bien y actualmente no cuentan con aquellas comodidades que supieron conocer. Si no me creen, basta con mirar a la República Argentina.
Los Conservadores les hablaron con el corazón, el electorado les respondió con el bolsillo
Desde 2016, cuando se aprobó el referéndum, el crecimiento económico del Reino Unido fue ligeramente menor al de la Eurozona. En promedio, durante esos 8 años, el PIB del Reino Unido aumentó un 0.5% anual, mientras que el de la Eurozona se incrementó en un 0.7% anual. Aunque la diferencia es pequeña, se traduce en una brecha acumulada de casi 2%.
Antes del Brexit, el Reino Unido tenía un mejor desempeño económico que el resto de Europa. Entre 1995 y 2005, creció a una tasa promedio de poco más del 3% anual, en comparación con el 2.2% de la Zona del Euro. Entre 2005 y 2015, a pesar de la crisis de 2008, la economía británica también creció más. Por lo tanto, el desempeño relativo frente a la Zona del Euro parece haber empeorado después del Brexit.
Más allá de la comparación con Europa, es relevante preguntarse si el PIB del Reino Unido sería mayor sin el Brexit. Aunque es complejo hacer un análisis contrafáctico, varios estudios estiman que el nivel de actividad del Reino Unido sin el Brexit habría sido hasta un 6% mayor. Hay consenso en que el Brexit tuvo un impacto negativo en la actividad económica y en el crecimiento potencial de la economía.
El crecimiento potencial se refiere al ritmo al que crece la economía cuando todos los factores productivos están plenamente utilizados. El Brexit redujo el capital disponible y la cantidad de trabajadores, debido a los cambios en la regulación migratoria. También afectó la productividad y los términos de intercambio, encareciendo el comercio con la Unión Europea.
Parte del aumento en los precios en el Reino Unido se atribuye al Brexit, aunque también influyeron la pandemia y la guerra en Ucrania. Según una investigación de la London School of Economics, el Brexit es responsable de un tercio de la inflación de precios en alimentos desde 2019.
Al observar todos los indicadores previamente mencionados, la derrota del Partido Conservador del día de ayer era la Crónica de una Muerte Anunciada, habiendo hecho un pésimo manejo político de la transición a un Reino Unido post Brexit y un mucho peor manejo económico del mismo, al final, la “vuelta al Commonwealth” le salió carísimo.
En cuanto a la posibilidad de que el Reino Unido reingrese a la Unión Europea, en Downing Street se sabe que una marcha atrás conlleva un proceso lleno de incertidumbres y negociaciones complicadas. Además, el acuerdo al que se llegaría hoy podría ser diferente y más exigente que el anterior. Parece poco probable que el Reino Unido recorra este camino debido a la oposición del Partido Conservador y a que el líder del partido laborista, hoy nuevo Primer Ministro, Keir Starmer, ha manifestado que no convocará a un nuevo referéndum.
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