A mediados de este mes, la Real Fuerza Aérea de Noruega (Luftforsvaret) ha desplegado uno de sus cazas furtivos F-35A en la Base Aérea de Bardufoss localizada dentro de montañas, previendo trasladar nuevas unidades en el futuro cercano. Se trata de un intento por parte del país nórdico de recuperar instalaciones que tenían más de cuatro décadas en desuso, en tanto su diseño se remonta al año 1938 y su retiro se dio en la fase final de la Guerra Fría.
La decisión de la Luftforsvaret se corresponde con una nueva estrategia que busca aumentar la protección de los F-35A cuando estén en tierra, algo que se logrará complementando este despliegue bajo la montaña con medidas tales como mantenerlos en bases dispersas entre sí. Esto implicó que la Base Aérea de Bardufoss tuviera que ser sometida a importantes trabajos de renovación, principalmente en las estructuras de los hangares, y de actualización de equipamientos que faciliten posibles despliegues de aeronaves aliadas.
Al respecto el brigadier Tron Strand, quién se desempeña como jefe del Centro Conjunto de Operaciones Aéreas (JAOC), ha realizado las siguientes declaraciones: “La Estación Aérea de Bardufoss desempeña un papel importante en el desarrollo futuro del poder aéreo noruego, nórdico y aliado (…) La OTAN está muy centrada en la capacidad de las naciones para dispersar y mover rápidamente las fuerzas aéreas mediante el desarrollo del concepto Agile Combat Empleo o ACE“.
Por su parte el coronel Eirik Stueland, comandante del Ala Aérea 131 de la Fuerza Aérea de Noruega (de la cuál depende la Base Aérea de Bardufoss), declaró: “Bardufoss también se utiliza como aeropuerto civil; está muy preparado para asumir un papel destacado en el concepto de distribución operativa (…) La idea general de la dispersión de capacidades es poder utilizar todos los aeropuertos disponibles en toda la región nórdica; en Bardufoss, gracias a la infraestructura existente, también podremos desempeñar un papel más importante en una fase de movilización inicial.“
Cabe lugar para plantear que esta nueva estrategia de despliegue de la Luftforsvaret no es en absoluto un paso aleatorio, sino que responde sin duda alguna al aumento de las tensiones de la OTAN con Rusia, frente a lo que es una guerra en Ucrania que ya lleva mas de dos años y ve de lejos las posibilidades de paz. En ese sentido, Noruega no solo ha reactivado las instalaciones de Bardufoss para su uso militar, sino que también ha comenzado a fortalecer sus sistemas de defensa aérea en las bases de Evenes y su par en Ørland.
En suma, con la reciente entrada a la Alianza Atlántica de Suecia y Finlandia, se han destinado inversiones importantes para garantizar la interoperabilidad de sus flotas en bases de la Fuerza Aérea noruega. Siguiendo esa línea se recogen otras declaraciones del brigadier Strand: “Por otro lado, la Fuerza Aérea debe poder dispersar sus aviones de combate y operar desde otros aeropuertos y estaciones aéreas, tanto en Noruega como en los países nórdicos, si una crisis o una guerra así lo requiere (…) Esto significa que debemos utilizar las instalaciones de montaña disponibles para protegernos. En el marco del concepto de distribución operativa nacional de Noruega, utilizamos toda la estación aérea de Bardufoss. En primer lugar, se trata de estar preparados y, a largo plazo, esto puede implicar más actividad nacional y aliada aquí.“
*Créditos de las imágenes: Luftforsvaret
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