Las recientes elecciones al Parlamento Europeo dejaron un escenario político lleno de incertidumbre. El ascenso de la extrema derecha en grandes estados miembros como Francia y Alemania amenaza con alterar la estabilidad política, la agenda tradicional y la dirección futura de la Unión Europea (UE). Como parte de este movimiento, Giorgia Meloni está consolidando su liderazgo no solo en Italia, sino ahora también a nivel continental. En este sentido las preguntas que se hacen en las capitales europeas son: ¿qué características tendrá el nuevo panorama político europeo?, ¿cómo puede la UE mantener la cohesión y avanzar en medio de crecientes divisiones políticas y sociales?, ¿dificultan estos resultados la capacidad de la UE para enfrentar los retos de seguridad y económicos que se avecinan?, ¿puede Meloni convertirse en una síntesis entre las derechas y centro-derechas capaz de liderar una nueva UE? Todas estas cuestiones dominarán la agenda europea en los próximos meses. En esta columna exploraremos algunos de estos temas.
Impacto en la Agenda Política Europea
Como se mencionó anteriormente, el dato más importante que dejaron estas últimas elecciones es el fortalecimiento de partidos de derecha como Rassemblement National en Francia y AfA en Alemania. Estos movimientos políticos ganaron un terreno importante, reflejando un creciente descontento nacional en sus países y desafiando las bases sobre las cuales se construyó la integración europea. Las reacciones de los sectores liberales no se hicieron esperar. En Francia, Emmanuel Macron está apostando por elecciones parlamentarias anticipadas para revitalizar su apoyo político, pero esta es una apuesta arriesgada que también podría abrir la puerta a una mayor influencia de fuerzas nacionalistas en el gobierno nacional.
De esta manera, la consecuencia más evidente de las pasadas elecciones europeas es la incertidumbre sobre el futuro de la cooperación franco-alemana, tradicionalmente vista como el motor de la UE. La debilidad política de Macron en Francia y las tensiones dentro de la coalición gobernante en Alemania complican la capacidad de estos países para liderar conjuntamente la agenda europea, como lo han hecho históricamente. Este escenario podría obstaculizar la toma de decisiones clave en áreas críticas como la política de defensa común y el cambio climático, donde se requieren acciones coordinadas y decisivas.
En términos de política de defensa europea, la búsqueda de un consenso sobre el financiamiento y las estrategias comunes podría verse amenazada por la creciente polarización política y el ascenso del nacionalismo en varios de los estados miembros. Al mismo tiempo, el crecimiento de la influencia de los partidos pro-Kremlin plantea un desafío adicional, afectando la cohesión y la coherencia de las posturas de la UE hacia Rusia, con implicaciones geopolíticas evidentes, especialmente en el apoyo a Ucrania y la resistencia a la agresión rusa.
A su vez, el resultado también genera incertidumbre sobre el futuro de las ambiciones climáticas de la UE. A pesar de los avances logrados en los últimos años, la pérdida de apoyo electoral para los partidos verdes y liberales podría ralentizar la implementación de políticas ambientales ambiciosas. Esta pérdida de apoyo se debe al impacto de la guerra de Ucrania en el costo de la energía para el ciudadano promedio, debido al desenganche de Europa del sistema de gas ruso. El aumento en las facturas energética hizo que la transición a energías renovables ya no sea una prioridad para muchos en la UE.
No sorprende entonces que todas estas cuestiones impacten en el desafío de la UE de mantener una postura unificada frente a la agresión rusa y otros desafíos de seguridad. La creciente resistencia interna a las políticas de apoyo financiero y militar a Ucrania y la aplicación de sanciones podrían debilitar la posición de la UE como actor en la escena internacional, especialmente si las fuerzas nacionalistas ganan influencia en las decisiones del Consejo Europeo, sin mencionar si se concreta un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025.
El Ascenso de Giorgia Meloni
No todos los oficialismos salieron perdedores en las recientes elecciones para el Parlamento Europeo. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, se consolidó como la gran ganadora de estos comicios, siguiendo un camino totalmente opuesto al de Macron, Scholz y Pedro Sánchez. El partido de derecha Hermanos de Italia, liderado por Meloni, obtuvo un impresionante 28,8% de los votos, superando el 26% logrado en las elecciones nacionales anteriores.
Estos resultados, junto a la presidencia de Italia en la cumbre del G7 celebrada en Pullas, al sur de la península, sirvieron como plataforma para que Meloni exhibiera su nuevo liderazgo a nivel continental. Sin embargo, a diferencia de su aliado húngaro, Viktor Orbán, Meloni se ha posicionado como una interlocutora fiable para Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, especialmente en lo que respecta al apoyo a Ucrania.
Este tema ha evitado el acercamiento del grupo al que pertenece en el Parlamento Europeo, los Conservadores y Reformistas, al bloque de derecha Identidad y Democracia, que incluye a la Liga y a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. El interés de Meloni radica en buscar alianzas con partidos más establecidos, como el Partido Popular Europeo, para tener un mayor impacto en la elección del próximo presidente de la Comisión Europea y consolidar así su influencia en la política europea.
Este enfoque pragmático no solo le está permitiendo establecerse como una figura con la que Europa y Estados Unidos pueden negociar, sino que también la destacó en la reciente cumbre del G-7 en Italia, donde recibió a líderes mundiales proyectando una imagen de estadista respetable y comprometida con los intereses globales.
En conclusión, aunque la composición del nuevo Parlamento Europeo sigue reflejando una mayoría centrista que busca mantener la dirección estratégica de la UE, los desafíos internos en estados miembros clave como Francia y Alemania podrían socavar esta cohesión. La necesidad de un liderazgo político claro y efectivo se vuelve evidente, así como la importancia de resistir el atractivo de fuerzas políticas que promueven agendas nacionalistas y divisivas. En este sentido, Meloni busca convertirse en una síntesis entre las nuevas fuerzas de derecha emergentes en Europa y la centro-derecha tradicional, un equilibrio difícil de mantener, pero que, si lo logra, podría convertirla en la líder política indiscutible de la UE.
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