La visita de una flota naval rusa a Cuba, integrada por un submarino de propulsión nuclear, una fragata, un petrolero y un remolcador, llegó a su fin el lunes después de cinco días en el puerto de La Habana. Esta escala se produce en medio de las tensiones entre Moscú y Occidente debido a la invasión rusa de Ucrania, lo que llevó a algunos analistas a interpretarla como una demostración de fuerza por parte de Rusia en la región.
Previo a su arribo a la isla caribeña, los buques rusos llevaron a cabo ejercicios militares en el océano Atlántico, simulando ataques con misiles contra objetivos ubicados a más de 600 kilómetros de distancia. Esta maniobra fue vista por Estados Unidos y otras naciones occidentales, aliadas de Kiev en el conflicto con Ucrania, como una muestra de poderío naval por parte de Moscú.
Al arribar a La Habana, la flota rusa fue recibida con honores, en un gesto de bienvenida por parte de las autoridades cubanas. El presidente Miguel Díaz-Canel visitó personalmente la fragata Gorshkov el sábado, interactuando con los marineros rusos, en un claro respaldo al arribo de las naves.
La respuesta de Estados Unidos
Mientras tanto, el gobierno cubano rechazó la presencia del submarino estadounidense USS Helena en la base naval de Guantánamo, calificándola como una ocupación ilegal de territorio cubano. Esta medida por parte de Washington fue interpretada como una respuesta a la visita de los buques rusos a la isla.
Aunque funcionarios estadounidenses descartaron que la flota rusa representara una amenaza para la región o implicara un traslado de misiles, la situación generó tensiones adicionales en un contexto ya complejo por la guerra en Ucrania y las sanciones occidentales a Rusia.
Durante su estancia en Cuba, los buques rusos fueron abiertos al público en dos oportunidades, permitiendo a cientos de personas visitar la fragata Gorshkov, en una práctica habitual cuando las naves arriban al puerto de La Habana.
Tras culminar su visita, la flota rusa abandonó las aguas cubanas el lunes por la mañana, aunque no se ha precisado cuál será su próximo destino. Algunas fuentes sugieren que los buques podrían hacer escala en Venezuela, otro aliado regional de Rusia.
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