Mientras la Armada de China avanza a pasos importantes con la nueva incorporación de su nuevo y tercer portaaviones Fujian, hay quienes analizan que Estados Unidos junto a los aliados que posee en el Indo-Pacífico podrían contrarrestar al gigante asiático. En ese marco, la estrategia de antiacceso y denegación, o A2/AD, de área se vislumbra cómo una alternativa para poder frenar el avance y fortalecer una alianza prooccidental.
La estrategia está en que el establecimiento de una coalición de Estados Unidos con naciones como Japón, India, Corea del Sur, Filipinas, Vietnam y Taiwán, se podría “anular” la flota de superficie de China junto con el apoyo de armas hipersónicas y sistemas no tripulados.
La llegada del Fujian junto con la idea de seguir construyendo más portaaviones localmente, para los analistas sería la oportunidad para la Armada de Estados Unidos. Esta es la única en la región que le negaría el acceso de China a dominar los territorios asiáticos. A pesar de que China podría limitar la proyección de poder de Estados Unidos, los aliados regionales podrían también desarrollar estas capacidades A2/AD
En ese sentido, las sofisticadas capacidades A2/AD de los aliados occidentales en el Indo-Pacífico podrían impedir que la creciente flota de portaaviones de China sea una amenaza significativa para EE. UU. y sus aliados, limitando la capacidad de despliegue seguro de la flota de superficie china contra los aliados de EE. UU. en la región.
Pero más allá de este escenario, los sistemas de armas de largo alcance y los no tripulados serían también las principales amenazas. Los expertos aseguran que en lugar de que China tenga una ventaja asimétrica sobre los EE. UU., ambas partes estarían igualadas. No obstante, EE. UU. y sus aliados, Japón e India, están avanzando rápidamente en este ámbito, con lo cual de unirse en una coalición podría debilitar a las fuerzas chinas.
Por último, al unir a Japón, India, Corea del Sur, Filipinas, Vietnam y Taiwán en una alianza A2/AD, junto con los activos de EE. UU. en la región, las fuerzas occidentales podrían frustrar los planes ofensivos de China. Con la flota de superficie china neutralizada, las fuerzas combinadas de los aliados liderados por EE. UU. podrían usar una fuerza abrumadora para frenar cualquier agresión china en la región, obligando a China a retroceder y manteniendo el poder de EE. UU. en la zona.
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