Pese a la creciente condena mundial y a una orden judicial que exige el cese de las hostilidades, las fuerzas armadas israelíes han intensificado su ofensiva en la ciudad palestina de Rafah, con tanques avanzando hacia el centro urbano en medio de intensos combates.
Tanques y vehículos blindados con ametralladoras fueron vistos el martes cerca de la mezquita de Al-Awda, un emblemático punto de referencia en el corazón de Rafah. Este avance marca la primera vez que las tropas israelíes penetran tan profundamente en la ciudad desde el inicio de la ofensiva terrestre hace tres semanas.
A pesar de las protestas internacionales por el trágico ataque del domingo que provocó un incendio masivo en un campamento de refugiados, causando al menos 45 muertos, en su mayoría mujeres y niños, Israel ha intensificado su ofensiva con bombardeos aéreos y disparos de tanques durante la noche.
Consecuencias humanitarias
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) informó que alrededor de un millón de personas, muchas de ellas desplazadas repetidamente por las oleadas de violencia, han huido de la ofensiva israelí en Rafah desde principios de mayo.
Aunque el ejército israelí no ha confirmado oficialmente el avance hacia el centro de Rafah, sí reconoció haber realizado operaciones a lo largo del corredor Philadelphi, en la frontera con Egipto, “basándose en información de inteligencia que indicaba la presencia de objetivos terroristas”.
Esta escalada ocurre pese a la orden emitida el viernes por la Corte Internacional de Justicia, el máximo tribunal de las Naciones Unidas, exigiendo el cese de la ofensiva israelí. No obstante, Israel ha desestimado el fallo alegando que le concede cierto margen de acción militar en la zona.
Mientras tanto, España, Irlanda y Noruega anunciaron que reconocerán oficialmente un Estado palestino este martes, en un intento por acelerar los esfuerzos para lograr un alto el fuego en una guerra que ya ha cobrado la vida de más de 36.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza.
En medio de la creciente indignación global por las víctimas civiles y la destrucción desatada en Gaza, Israel justifica su ofensiva argumentando que busca acabar con los combatientes de Hamás escondidos en Rafah y rescatar a los rehenes que, según afirma, están retenidos en la zona.
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