En un contexto de creciente tensión estratégica con China, Estados Unidos está lanzando una advertencia sin precedentes a empresas de telecomunicaciones sobre la posible vulnerabilidad de los cables submarinos que transportan el tráfico de Internet a través del Océano Pacífico. La inquietud se centra en la presunta capacidad de buques de reparación chinos para manipular o espiar estos vitales enlaces durante las tareas de mantenimiento.
Tal como informó el Wall Street Journal, funcionarios del Departamento de Estado han expresado su preocupación por la empresa china S.B. Submarine Systems (SBSS), controlada por el Estado y dedicada a la reparación de cables internacionales. Según las autoridades estadounidenses, esta compañía estaría ocultando sistemáticamente la ubicación de sus embarcaciones a los servicios de seguimiento por radio y satélite, una práctica que desafía una explicación lógica.
La alerta pone de relieve un riesgo potencial para la seguridad de los cables submarinos de fibra óptica que ha sido pasado por alto. Gigantes tecnológicos como Google y Meta Platforms son propietarios parciales de muchas de estas líneas y están invirtiendo en más proyectos, pero dependen de empresas especializadas en construcción y reparación, algunas de ellas de propiedad extranjera.
Según fuentes oficiales, la administración Biden ha comunicado a empresas como Google y Meta su inquietud por la posible amenaza que representan las compañías chinas, como SBSS, para la integridad de los cables de propiedad estadounidense. En algunas reuniones informativas, se habría analizado específicamente el caso de esta empresa con sede en Shanghai.
La seguridad de los cables submarinos “se basa en la capacidad de las entidades de confianza para construir, mantener y reparar ellos de una manera transparente y segura”, afirmó el Consejo de Seguridad Nacional en un comunicado. Asimismo, se destacó que el seguimiento de buques por satélite “es una de esas medidas que apoya el seguimiento de buques y la seguridad”.
Las preocupaciones apuntan a que, durante las tareas de reparación en alta mar, los buques chinos podrían realizar escuchas clandestinas de flujos de datos, cartografiar el fondo oceánico para reconocer enlaces de comunicaciones militares estadounidenses, robar propiedad intelectual de los equipos de cable o incluso tender líneas para los militares chinos.
Aunque SBSS no respondió a las solicitudes de comentarios de la prensa norteamericana, una fuente cercana a la empresa sugirió que las lagunas en los datos de localización podrían explicarse por una cobertura satelital irregular y no por un intento de ocultar sus posiciones. Además, los propietarios de los cables suelen tener representantes a bordo de los buques de reparación, lo que dificultaría encubrir cualquier intromisión.
No obstante, un análisis del Wall Street Journal reveló que los buques Fu Hai, Fu Tai y Bold Maverick, operados por SBSS, desaparecían periódicamente de los servicios de seguimiento satelital por varios días consecutivos mientras operaban cerca de Taiwán, Indonesia y otras zonas costeras de Asia. Estas lagunas en los datos, inusuales para embarcaciones comerciales, carecían de una explicación clara, según los expertos.
La protección de los cables submarinos ha sido una prioridad para Estados Unidos desde la Guerra Fría, cuando se temía el espionaje soviético. Pero la rápida expansión militar china en el Mar de China Meridional ha reavivado estas inquietudes, especialmente por la seguridad de los cables que transportan datos confidenciales a bases y activos militares estadounidenses en el Pacífico.
Aunque los datos están cifrados, pueden pasar por líneas comerciales de Internet. Para evitar interrupciones, el gobierno de EE.UU. financia proyectos de cables en la región junto con empresas como Google, que anunció una inversión de 1.000 millones de dólares en nuevas líneas e infraestructura en el Pacífico.
En el Congreso, legisladores como la republicana Ann Wagner han expresado su “preocupación por la posibilidad de que empresas chinas reparen o incluso tengan acceso a cables submarinos propiedad de transportistas estadounidenses”. Por su parte, Nathaniel Fick, alto funcionario de ciberseguridad del Departamento de Estado, afirmó que “cuando nuestros adversarios nos dicen lo que pretenden hacer, debemos creerles”.
Fick advirtió que la seguridad de los cables no puede garantizarse si son “construidos, mantenidos o reparados por proveedores subordinados o en deuda con gobiernos autoritarios”.
Mientras tanto, SBSS es uno de los tres armadores de mantenimiento del consorcio Yokohama Zone, al que recurren los propietarios de cables en el Pacífico noroccidental. Aunque su presidente afirma que la empresa china cumple las normas, analistas del sector advierten sobre el desafío que implica confiar las reparaciones asiáticas a buques chinos, dada la escasez de alternativas.
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