La semana pasada, la Armada de Tailandia ha hecho públicos sus planes de retomar el proceso de compra de submarinos de ataque S26T (basados en la clase Tipo 039A Yuan) a China tras sortear dificultades respecto del suministro de motores para los mismos, motivo por el cual el contrato fue suspendido en el año 2023. La decisión se ha tomado justo después de la visita al país que han realizado miembros de la industria naval del Gigante Asiático y de la Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL).
En ese sentido, se conoce que la comitiva china llegó a Tailandia con una propuesta de reemplazar los motores alemanes producidos por MTU, que debían propulsar a los submarinos S26T, por motores de fabricación china CHD620 que anteriormente habían sido rechazados. El contexto del anuncio hace pensar en que el cambio no se debe a las cualidades superiores del motor chino, sino a un intento de Bangkok para mantener y reforzar sus vínculos bilaterales con Pekín.
A su vez, la Armada de Tailandia se perfila para ampliar la cantidad de submarinos de la clase clase Yuan S26T (que se configura como la versión de exportación del Tipo 039A) que fueren solicitados, siendo dicho pedido por dos unidades más. Cabe recordar en este punto que el proceso original de compra inició en el año 2017, teniendo un presupuesto que rondaba los 403 millones de dólares, pero que había sido puesto en pausa por las dificultades para obtener motores diésel MTU-396 de origen alemán por parte del gobierno chino frente a las “limitaciones políticas” que argumentó el gobierno alemán.
Frente a esa suspensión, se conoce que la Armada de Tailandia había buscado incorporar una fragata antisubmarina o un patrullero oceánico para afrontar las carencias en este sentido de forma temporal hasta la resolución del problema. La adquisición prevista en esa línea costaría unos 47 millones de dólares que finalmente no se llevaría a cabo, indecisión por parte del Ministerio de Defensa tailandés que ha suscitado varias críticas por parte de medios y del arco político local.
Finalmente, cabe aclarar que la decisión tomada pondría fin a una posible disputa legal entre dos socios comerciales importantes en el continente asiático, en tanto Tailandia reclamaba una compensación por parte de China que rondaba los 250 millones de dólares por no ser capaz de suministrar el motor acordado. El poder de presión comercial chino logró no solo la aceptación del sistema CHD620, sino que incluyó en las negociaciones la entrega de un simulador de entrenamiento submarino para la formación del personal tailandés a cambio de retirar la reclamación monetaria.
*Imágenes utilizadas a modo ilustrativo
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