Después del F-16 – La Flota de Mar de la Armada Argentina requiere un cambio de rumbo urgente si se quiere evitar su desaparición

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El reciente optimismo generado por la compra de los F-16 para la Fuerza Aérea Argentina se contrapone con la situación actual que viene atravesando la Armada Argentina. Entre las múltiples penurias se puede listar la situación que atraviesa su Flota de Mar, el Comando de Fuerza de Submarinos sin unidades operativas y el casi inexistente Comando de Aviación Naval. El panorama actual de la armada no solo debe llamar la atención de las autoridades civiles y militares, ya que las nulas capacidades navales convierten al Mar Argentina en el vientre blando del país, al carecer de medios necesarios para vigilarlo, custodiarlo y, en el peor de los casos, defenderlo.

Previamente hemos hablado del Comando de la Fuerza de Submarinos y la necesidad de incorporar nuevas unidades, ya sea de segunda mano dadas de baja o en el marco de un programa de adquisición por nuevas unidades. Similiar caso atraviesa la Flota de Mar, la cual ingresará en un año en un constante proceso de baja de sistema sin reemplazo si no se toman medidas urgentes al respecto. La confirmación de las bajas, luego de más de una década sin navegar en ambos casos, del destructor MEKO 360 ARA Heroína y del buque multipropósito (originalmente un destructor Tipo 42) ARA Hércules se presenta como un aviso de lo que está por venir.

Al día de la fecha, el núcleo operativo con unidades de combate de la Flota de Mar se constituye en un puñado de medios que acumulando un promedio de antigüedad de 40 años. Estos son los tres destructores MEKO 360 adquiridos a Alemania en los años 70´y entregados en los 80´; como de las corbetas MEKO 140 adquiridas al mismo origen, con unidades construidas localmente y entregadas con grandes demoras. Más allá de los planes y propuestas de modernización, las cuales deberían haberse realizado hace por lo menos dos décadas atrás, la realidad muestra que muchas unidades estan más cerca del retiro que de contar con una segunda vida. Esto último mencionando los planes de reconversión operativa a patrullero de uno de las MEKO 140, de los cual no se tienen novedades.

En el caso de las MEKO 360, si bien se han recibido propuesta de modernización, las cual, como suele suceder, estan siendo analizadas de forma indefinida, cabe la pregunta si modernizar medios navales con 40 años de antigüedad promedio es factible teniendo en cuenta los problemas de motorización que la clase acarrea y que provocaron la baja definitiva del ARA Heroína (D-12).

La Armada Argentina deberá definir más temprana que tarde que perfil de fuerza puede tener y conformar en el corto plazo a fin de sobrevivir como tal, teniendo en cuenta que no puede seguir con un despliegue y disposición de unidades que responde a otros tiempos. También que medidas deberán ser adoptadas en una Politica de Adquisiciones realista con los recursos que el país puede aportar para iniciar una regeneración de capacidades militares en todos su niveles, el cual, a pesar de los esfuerzos de los Estados Mayores Generales, se requiere además de que la conducción politica cumpla a raja tabla lo dispuesto en la Ley FONDEF, el aumento del Presupuesto de Defensa para que este supera por lo menos el 1% del PBI en una primera etapa, tendiendo a su promedio histórico que ronda el 1,4 o 1,5%.

De no cumplir como minimo estas disposiciones, las cuales también son condición necesaria pero no suficientes, la Flota de Mar de la Armada Argentina se encamina irremediablemente a su extinción como fuerza quedando reducida a un pequeño grupo de patrulleros asemejándose a una Guardia Costera más que una fuerza militar. El tiempo dirá cual será el desenlace o cambio de este ominoso destino.

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