El 13 de abril, en el polígono de tiro ubicado en Yuma, Estado de Arizona, se escucharon los primeros disparos ejecutados por los pods de ametralladoras Dillon DAP-6 integrados a los nuevos drones Mojave. La aeronave no tripulada (UAS) de General Atomics Aeronautical Systems (GA-SI) realizó con éxito la prueba de tiro real sumando una nueva capacidad a la amplia panoplia de armamento y capacidades que puede desplegar.
El UAS Mojave fue preparado para las pruebas en una configuración en la cual portó dos pods de ametralladoras DAP-6 provistas por la empresa Dillon Aero. La demostración constató en emplear aproximadamente 10.000 proyectiles para atacar a diferentes objetivos en varias condiciones, luego de haber realizado los preparativos en tierra, registrándose diversos disparos de calibración.
El presidente de GA-ASI, David R. Alexander, sostuvo: “ver a nuestro Mojave realizar esta demostración con fuego real realmente enfatiza la versatilidad del UAS Mojave y lo que puede hacer. Mojave tiene la capacidad de actuar como sensor, disparador y sustentador mientras mitiga entornos de amenazas y vulnerabilidades y salvaguarda vidas humanas“.
En lo especifico a los pods empleados durante las pruebas, estos reciben la denominación de DAP-6 y se encuentran equipados con una ametralladora del tipo minigun M134D-H calibre 7.62x51mm con una cadencia de disparo de 3.000 rondas por minuto. Compatible con los estándares de la OTAN, este puede ser integrado en diversas aeronaves como helicópteros y aeronaves de ala fija; inclusive, el fabricante ofrece equipamiento para que puedan ser empleado por helicopteros rusos de la familia Mil Mi-17 y Mi-24, entre varios más.
Sobre el Mojave
El Mojave, derivado de la familia de drones Reapers, es un nuevo vehículo aéreo no tripulado con una capacidad de carga útil de hasta 700 kilogramos basado en el MQ1C Gray Eagle de General Atomics. Su característica principal es su diseño con la capacidad de despegar y aterrizar en pistas cortas (STOL), como lo hizo durante pruebas realizadas desde el portaaviones británico HMS Prince of Wales en noviembre del año pasado, como parte del despliegue del buque capital de la Real Armada británica en los Estados Unidos. Esto último atiende a las necesidades esgrimidas por las autoridades militares del Reino Unido de desplegar y emplear un mayor número de sistemas no tripulados desde diversas plataformas navales.
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