A estas alturas del drama, no es un secreto que el alargamiento de la crisis entre Ucrania y Rusia ha empezado a impactar seriamente en el nivel de operatividad de los sistemas de defensa de varios países Latinoamericanos. Sobre todo en el segmento aeronaves de ala rotatoria, como los helicópteros medios de transporte y combate de la familia Mil Mi-8/17/171 que se utilizan, a nivel de Sudamérica, en Colombia, Ecuador, Venezuela y Argentina. La situación en la tierra del gran escritor Gabriel García Márquez ha llegado a extremos, con casi toda su flota en tierra, lo que debe ser un fuerte campanazo para otros usuarios… Como es el caso de las Fuerzas Armadas de Perú.
En este caso, por fortuna, esta situación viene siendo superada con éxito a través de capacidades propias por medio de la moderna planta de reparaciones ubicada en la localidad de La Joya, en la sureña región Arequipa. Se trata del Centro de Mantenimiento Aeronáutico del Ejército (CEMAE), resultado de un “offset”, o programa de compensaciones industriales, acordado con Rosoboronexport por la compra de los 24 helicópteros Mi-171Sh-P “Hip H” para el Ejército del Perú (EP) en el 2013.
Cuenta con un área de 125 hectáreas en zona desértica, con una pista de despegue y parqueo, siete hangares para acoger a las aeronaves mientras se realizan las diversas labores especializadas, talleres de mantenimiento y laboratorios, área de pruebas, entre otros. Es una instalación como muy pocas en América Latina, donde en estos precisos momentos se están poniendo en condiciones de vuelo las aeronaves de la Aviación del Ejército (AE), en el marco del plan de recuperación de capacidades para enfrentar el Fenómeno El Niño.
El otro importante brazo tecnológico que también brinda soporte a los helicópteros Mil en este país sudamericano se halla dentro del Grupo Aéreo No. 3, dentro de la Base Aérea del Callao, sede del Ala Aérea No. 2, en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez (Lima-Callao). Esta es una unidad de aeronáutica militar con muchísima experiencia en atenciones a estos sistemas, considerando que desde la década de los años 70 del siglo pasado empezó a encargarse de dicha labor con la llegada de los primeros aparatos y el asesoramiento de técnicos soviéticos.
Estas capacidades se han puesto a prueba innumerables veces en la guerra interna contra el terrorismo, que requería de helicópteros desplegados para operaciones de combate en la zona andina y selvática. También en los conflictos de 1981 y 1995, donde en medio de la tensión del enfrentamiento se hallaron novedosas soluciones a problemas operacionales, que fueron recogidas por los rusos.
Aeronaves del mismo origen, que pertenecen a la Aviación Naval y a la Aviación Policial, también poseen sus propios talleres, más modestos o básicos, donde sin embargo personal experimentado brinda los servicios de mantenimiento.
Sumadas todas estas capacidades, el Perú dispone actualmente un nivel de autonomía que le permitirá contar con helicópteros operativos en el mediano plazo, en un escenario de riesgo frente a los desastres. Sin embargo, y pese a lo anterior, empieza a surgir una moderada preocupación sobre lo que podría pasar más allá del mediano plazo si esta guerra en Europa del Este continúa. Y que se refleja en las sanciones al fabricante y principal proveedor de piezas y componentes más sofisticados, que en algún momento necesitarán estas aeronaves para seguir viviendo.
Para algunos, la opción de tecnología occidental vuelve a presentarse como una salida viable a considerar, aunque también se sabe que una aeronave con las características, uso extremo, buen precio y confiabilidad de los “Hip” no es tan fácil de encontrar. Es una tarea compleja en la que los planificadores de las fuerzas armadas peruanas ya están trabajando.
*Fotografías empleadas a modo de ilustración.
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