Con el comienzo de una nueva gestión, y luego de la asunción inesperada de un perfil muy importante dentro de la Fuerza Aérea Argentina como Jefe, la estructura del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCOFFAA) deberá establecer ciertas líneas de análisis para evaluar el éxito de su propia gestión, teniendo en cuenta que muchos de los objetivos propuestos para si serán indicadores del propio éxito del Ministerio de Defensa.
Es importante recalcar en primera instancia que la función del Jefe del EMCOFFAA no es la jefatura de los uniformados de las tres estructuras militares como se ha informado erróneamente desde los medios masivos de comunicación, sino que es, según el plexo normativo nuestro, la instancia máxima de conexión entre la estructura militar con la civil, en este caso el Ministerio de Defensa, con el objetivo final de coordinar y gestionar cuestiones de manera conjunta, a pesar de que cada una de las Fuerzas se encargue del adiestramiento y alistamiento de sus medios y personal.
Siguiendo esta línea, sobre el Estado Mayor Conjunto se posarán ciertos parámetros de evaluación de éxito de su gestión durante los próximos años. Para iniciar, y como primer punto, podemos mencionar la cuestión conjunta entre las tres Fuerzas Armadas como un punto fundamental para medir si la actual gestión va a ser exitosa o no. Luego del cambio un poco tumultuoso en el EMCO con el nombramiento de un previo Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, cuando bien se creía que este año la Armada Argentina tendría su candidato dirigiéndolo, y con la enorme cantidad de puestos a nivel ministerial y de otras áreas del Estado no necesariamente militares que terminan dentro de la órbita de la Fuerza Aérea Argentina, una de las cuestiones que se plantean tras las primeras semanas de gestión es como se trabajará en materia de conjuntes. ¿Por qué es una cuestión tan importante? Porque después de un cambio de gestión, la Institución debe buscar un consenso y consolidación de trabajo entre las tres Fuerzas, en el que finalmente se materialice una planificación estratégica y la realización de ejercicios conjuntos, sin enfocar todos los recursos en una sola rama militar, teniendo en cuenta además que cada una tiene sus necesidades particulares. En este caso, se evidencia en el factor comunicacional el tema de los cazas supersónicos: la defensa nacional no son solo los cazas.
Como segundo punto a evaluar, se encuentra el planeamiento en materia de capacidades. El propio Jefe de Estado Mayor Conjunto, habiendo sido una figura de relevancia durante los cuatros años de gobierno de Alberto Fernández, y de sus políticas militares, conoce los lineamientos de cada una de las instituciones castrenses, a pesar de haberse enfocado primordialmente en su Fuerza matriz. Más allá del F-16, o del trabajo que se hizo durante los 4 años atrás en materia de aeronaves de transporte, la Fuerza Aérea Argentina presenta necesidades internas que son conocidas de primera mano por su Jefatura y que impactarán de lleno en los indicadores para medir su propia gestión.
Por su parte, no se debe dejar de lado que además, el Ejército Argentino tiene requerimientos que se pujan desde antes de la baja de los Mirage de la FAA en el 2015: es esencialmente una fuerza que no incorporó material sustancial en las últimas gestiones, más allá de camiones de carga, material dual o cierto equipamiento individual para los infantes del EA. Lo más importante al día de hoy para el Ejército es sostener el esfuerzo que se realizó en los últimos años sobre el TAM2C y alentar la incorporación final de los sistemas VCBR, sobre el cual aún se analiza el redoble de apuesta por los VCBR 8×8 Stryker, o los trabajos previos por los 6×6 Guaraní, o una nueva evaluación sobre el sistema Pandur II. ¿Y qué hay de los helicópteros medianos de los cuales consideramos una prioridad pero que aún no avanzamos en su gestión?. Estos puntos van a poner relieve la cintura del EMCOFFAA y el propio Ministerio de Defensa para avanzar en políticas superadoras para el ámbito militar.
Y no podemos olvidarnos de la Armada Argentina, que continúa en la búsqueda incesante de un plan de adquisición de submarinos, capacidad perdida con la tragedia del ARA San Juan, y con los intentos sin sentido por recuperar unidades que estan casi obsoletas. Esto se observa en las unidades de la Flota de Mar, a través de planes de conversión de perfiles operativos, mantenimiento y hasta modernización de unidades con más de cuarenta años de servicio en sus cascos, echando en falta un plan rector y sostenido para una verdadera renovación de la flota de superficie, una cuestión que mas temprano que tarde va a llegar a la Argentina.
Como último punto, tal y como hemos mencionado en previas notas, es el trabajo en materia normativa y de apoyo a la estructura ministerial que termine el anclaje entre el eje militar y civil. Uno de los puntos a trabajar nuevamente son las bases de planificación a corto, mediano y largo plazo de Argentina a nivel militar. Por ejemplo, el año pasado Argentina finalizó su ciclo de planeamiento y, lógicamente, una gestión que asume implica internamente ciertas modificaciones que se adapten a la visión que se tenga de las Fuerzas Armadas desde el poder político en el plano internacional. Por otro lado, la cuestión FONDEF que debe ingresar al escenario de trabajo para su final reglamentación, nunca antes establecida, a pesar de intentos previos informales para que este fondo vaya más allá de la utilización de recursos para cuestiones que nada tienen que ver con la recuperación de capacidades.
Finalmente, la formulación y presentación de un proyecto de ley de de movilización de tropas y reservas de las Fuerzas Armadas que se viene mencionando por lo bajo hace ya muchos años y que, si bien existen ciertos punteos acerca de lo mismo, nada exacto ha salido a la luz aún. El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas deberá contar con mejores evaluaciones técnicas y profesionales acerca de la normativa legal para que Argentina posea una estructura mejor definida.
Todos estos puntos son, quizá algunos, desde donde se podrá evaluar aciertos o desaciertos para los próximos 3 años y 9 meses de gestión.
*Fotografías empleadas a modo de ilustración.
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