El pasado 23 de enero, el Bulletin of the Atomic Scientists reveló la posición actualizada del Reloj del Juicio Final para el año 2024. Este indicador, conocido como el Doomsday Clock, refleja la proximidad percibida del mundo a la aniquilación total debido a sus propias creaciones, especialmente en términos de amenazas nucleares y otros peligros existenciales. La marca de este año mantiene una constancia preocupante en comparación con el año anterior, permaneciendo a tan solo 90 segundos de la medianoche. La medianoche representa simbólicamente el punto culminante de la catástrofe global, y cada segundo más cercano indica un aumento en la percepción de los riesgos que enfrenta la humanidad.
El Reloj del Juicio Final evalúa varios ejes fundamentales que representan amenazas existenciales para la humanidad. En primer lugar, el riesgo nuclear constituye uno de los principales factores, reflejando la proximidad a la posibilidad de un conflicto nuclear o la proliferación de armas nucleares. Además, el cambio climático es otro eje crítico, señalando la urgencia de abordar las consecuencias devastadoras de las actividades humanas en el clima global. Las amenazas biológicas también son consideradas, evaluando la capacidad de la humanidad para prevenir y responder a pandemias y eventos bioterroristas. Por último, las tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial y la ciberseguridad, también son factores determinantes, ya que su desarrollo acelerado plantea desafíos significativos en términos de seguridad global y estabilidad.
Dado que es una organización civil, no se puede ignorar su conexión con las percepciones políticas e ideológicas sobre los eventos mundiales. Por lo tanto, las opiniones de los líderes de la organización son evidentes, aunque esto no compromete ni debilita la rigurosidad académica de sus investigaciones. Es crucial señalar esta consideración para el análisis que se presenta aquí.
Este año, el comité optó por mantener el Reloj del Juicio Final en su punto máximo debido a tendencias preocupantes que amenazan la estabilidad del Sistema Internacional. John Mecklin, editor del Bulletin, destaca que factores como la guerra en Ucrania y la creciente dependencia de armas nucleares aumentan el riesgo de una escalada nuclear. China, Rusia y Estados Unidos están invirtiendo considerablemente en la expansión y modernización de sus arsenales nucleares, elevando la amenaza de una guerra nuclear por error o malentendido.
En 2023, la Tierra experimentó su año más caluroso registrado, con consecuencias desastrosas como inundaciones masivas e incendios forestales que afectaron a millones de personas. Paralelamente, los avances acelerados en ciencias de la vida y tecnologías disruptivas plantean desafíos adicionales, con esfuerzos gubernamentales insuficientes para su regulación. Esta combinación de riesgos subraya la necesidad urgente de abordar estas problemáticas de manera global y efectiva. Este análisis proporciona un punto de partida esencial para comprender las amenazas actuales que enfrenta la humanidad.
A continuación, se profundizará en cada aspecto mencionado en el documento que presenta la situación actual. Se dará especial atención a las cuestiones nucleares, ya que se perfilan como el dominio más influyente al abordar la estabilidad y seguridad de la humanidad en el presente año.
De vuelta a un mundo nuclear marcado por una nueva carrera armamentística
El mundo volvió a prestar atención a la retórica nuclear desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania en 2022. Series de acusaciones y disposiciones hicieron poner en estado de alerta máxima no solo a los involucrados en el terreno de batalla, sino a todo el Sistema Internacional. En este contexto general, los contornos de un final pacífico y sostenible de la guerra de Rusia contra Ucrania son difíciles de discernir, y persiste la preocupación por el posible uso de armas nucleares por parte de Rusia en este conflicto.
Rusia, impulsado por las acciones en Ucrania, siguió un camino preocupante y amenazante al romper una serie de acuerdos que mantienen la actual arquitectura del régimen de la protección nuclear en el mundo. En febrero de 2023, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció la “suspensión” unilateral del Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (New START), aunque carece de un mecanismo oficial para tal suspensión.
En marzo, Putin informó sobre el despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia, sin confirmación de su traslado efectivo. Rusia mantiene alrededor de 2,000 armas nucleares tácticas para conflictos regionales. En octubre, la Duma rusa votó para retirar la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, aunque Rusia sigue siendo signataria junto con Estados Unidos. Aunque Putin ha afirmado que Rusia no realizará pruebas nucleares a menos que lo haga Estados Unidos, se ha observado un aumento de la actividad en los centros de pruebas nucleares de Rusia y China, generando inquietudes sobre la estabilidad y el cumplimiento de acuerdos nucleares internacionales.
Los caminos hacia la proliferación horizontal y vertical
La proliferación nuclear se divide en dos perspectivas: horizontal y vertical. La horizontal implica la expansión de países o actores no estatales que adquieren capacidades nucleares, aumentando el número de actores con armas nucleares y elevando las tensiones globales. En contraste, la proliferación nuclear vertical se refiere al aumento en capacidad y sofisticación de los arsenales nucleares existentes, intensificando la competencia y tensiones entre las potencias nucleares establecidas. Ambos tipos de proliferación plantean desafíos significativos para la seguridad mundial al afectar el equilibrio de poder, aumentar riesgos de conflictos y amenazar la estabilidad internacional.
Un aspecto fundamental que justifican las preocupaciones por parte de toda la comunidad científica y los Estados involucrados en el entramado nuclear es la actual carrera nuclear en la cual los grandes poseedores de armas nucleares y potencias mundiales se embarcaron en un proceso de modernización y expansión de sus arsenales.
Estados Unidos y China se encuentran al borde de una inminente carrera armamentística nuclear. En EE. UU., el debate sobre la necesidad de expandir su arsenal nuclear en la próxima década para contrarrestar el crecimiento de China está en curso, respaldado por un informe de la Comisión bipartidista del Congreso sobre la Postura Estratégica de Estados Unidos. Este informe aboga por la modernización urgente del arsenal nuclear estadounidense para “disuadir y derrotar” tanto a Rusia como a China simultáneamente.
La ambición de China de igualar los arsenales nucleares de EE. UU. y Rusia en la próxima década agrega un nuevo y complejo elemento a la ecuación. La presión para expandir el arsenal estadounidense se intensifica, a pesar de las posibles consecuencias negativas para la estabilidad y la seguridad a largo plazo. La peligrosidad de malentendidos o errores de cálculo aumenta, especialmente con las armas nucleares en estado de alerta de lanzamiento.
China, que ha experimentado un rápido aumento en su arsenal, está llevando a cabo una acumulación de fuerzas nucleares a un ritmo sin precedentes. Ante este escenario, la necesidad de diálogo y medidas de reducción de riesgos se vuelve imperativa, especialmente considerando la incursión de China en la tríada tierra-mar-aire y el desarrollo de tecnologías avanzadas.
Aunque las potencias principales acaparan la atención en el escenario nuclear, actores de mediano rango como Irán, Corea del Norte, Pakistán, India e Israel presentan desafíos cruciales para la seguridad global.
En el caso de Irán, la falta de avances en las conversaciones sobre el acuerdo nuclear y su apoyo a Rusia en Ucrania generan incertidumbre sobre sus actividades nucleares, siendo esto especialmente preocupante dada la escalada en Israel/Gaza. Además, Irán, develado por el OIEA y otros organismos de control gubernamental y organizaciones, sigue aumentando su capacidades nucleares no solo en el enriquecimiento de uranio, sino también en sus métodos de entrega con su programa de misiles.
Corea del Norte, por su parte, ha avanzado en su programa nuclear, mostrando nuevas cabezas nucleares y probando con éxito un misil balístico intercontinental. India y Pakistán, después de 25 años de ensayos nucleares, continúan acumulando armas sin avances constructivos hacia la cooperación y reducción de amenazas. La guerra en Gaza entre Israel y Hamás plantea el riesgo de un conflicto más amplio en el Medio Oriente, con consecuencias impredecibles a nivel regional y global.
¿Es posible volver el tiempo atrás?
La posición mantenida por el Reloj del Juicio Final, ubicándose a 90 segundos de la medianoche, subraya la gravedad de los desafíos contemporáneos que enfrenta la humanidad. Las amenazas nucleares, representadas por la carrera armamentística entre las principales potencias, la proliferación horizontal y vertical, así como las tensiones geopolíticas entre actores de mediano rango, plantean una sombría perspectiva para la estabilidad global.
Este escenario exige una acción inmediata y coordinada a nivel internacional. La falta de avances en las conversaciones nucleares, la suspensión de tratados y la escalada de tensiones regionales resaltan la necesidad de un diálogo significativo y medidas de control eficaces.
La cooperación y la diplomacia se vuelven esenciales y cruciales en este contexto. La urgencia de adoptar enfoques preventivos y soluciones sostenibles se presenta como la única vía para evitar el inminente riesgo de una catástrofe global.
El Sistema Internacional se encuentra en un punto de quiebre con respecto a la arquitectura nuclear. El Reloj del Juicio Final no solo es un recordatorio de las amenazas inminentes, sino también un llamado a la acción urgente por parte de los actores que mantienen la integridad y la seguridad del mundo.
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